Rodríguez Zapatero: Gafe mediático
Muchos ciudadanos pensarán que no ha habido tiempo en los tres últimos años para hacer realidad las necesidades de la sociedad española. El Gobierno Rodríguez ha perdido el tiempo acariciando a ‘La Juana’, presentando a ETA en sociedad, internacionalizando el conflicto y diciéndonos lo contrario de lo que sucedía en los diversos ámbitos sociales y políticos. A los hechos me remito. Por eso no pudieron montar antes la tómbola de las promesas.
Huele a elecciones y no se cortan ofreciendo desgravaciones de todo tipo; aunque solo sean promesas. Ayudas para los jóvenes, la vivienda, la natalidad, el empleo, las pensiones… Como si antes no hubiera sido necesario. Les cuesta dejar la poltrona. Si hay que prometer se promete lo que haga falta, antes que dejar el sillón, el sueldo, las prebendas, el tráfico de influencias y el coche oficial. Aún recuerdo aquel chiste que se aplicaba a los socialistas de Felipe González que habían tocado poder tras las elecciones de 1982; se solía decir que habían cambiado las cinco “ces”: casa, coche, compañera, coño y cartera.
El presidente Rodríguez ya está en campaña. Anuncia lo que haga falta. Por anunciar que no quede, de la misma forma que Manuel Fraga daba la mano a quien se encontrara durante la campaña, hasta el punto – según cuentan – de habérsela estrechado hasta a un maniquí que estaba expuesto a la puerta de un comercio. Eso ya es el colmo del mecanismo condicionado o del instinto del ‘político a piñón fijo’.
Hace unos días caía en nuestras manos un borrador del Plan de Fomento del Alquiler. Lo cierto es que algo muy parecido a ese documento lo leí hace tiempo. Allá por la última legislatura de Felipe González. Tengo la sensación de que se están desempolvando proyectos de principios de los noventa que no vieron la luz o que quedaron a medio hacer. Huelo a miedo y a desconcierto.
Huelo a engaño, a patraña, a imprevisión. Huelo a miedo. Mucho miedo y muchos miedos. Miedo que hace temblar ciertas estructuras del poder socialista. Un miedo que esconde alfombras polvorientas y conversaciones no ventiladas. Miedo a perder lo que se consiguió sin trabajar y con demasiados muertos por testigos. Un miedo silencioso a que predique GARA o a que la banda asesina hable más alto de la cuenta y pase facturas a quienes han pretendido desestabilizar el Estado de Derecho. Hay miedo a muchos miedos inconfesables y a subterráneas e incontroladas vendettas.
Sigue el engaño por todas esquinas. Hasta lo advierte la oposición, después de haber permanecido mucho tiempo sin rumbo serio. Hablan de “golpe de efecto chabacano”, de “situación de angustia electoral”, de “anuncios electoralistas sin concretar”,… Es evidente que desde las filas del partido del Gobierno y desde éste anuncian lo que no han sabido cumplir ni podrán hacerlo aunque regresaran al poder. Es el miedo descrito. Un miedo que atenaza y habla.
Rodríguez no escucha a su experto en economía. El gobernador del Banco de España se está hartando de pedir prudencia y dar recomendaciones, conocedor de la que se aproxima y del fin del ciclo de bonanza económica. Fernández Ordóñez sabe que las “políticas de alegrías” no son recomendables en época de vacas flacas. Durante su comparecencia en la Comisión de Economía y Hacienda del Congreso de los Diputados, ha apostado por mantener el superávit cuando las cosas vayan mal. “Cualquier tentación de hacer políticas de alegrías sería absolutamente contraproducente”. El gobernador tiene muy claro que el aumento del gasto público genera, entre otras preocupaciones, tensiones inflacionistas. Si con tales recomendaciones no sabe jugar las cartas el presidente Rodríguez, será una prueba más de la incompetencia y del sentimiento de gafe que le acompaña allá donde acude. Y lo que es peor: esa incompetencia y sus gafadas escenas las proyecta con facilidad y forma permanente