Archivo diario: 19 septiembre, 2007

Promesas del miedo

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Rodríguez Zapatero: Gafe mediático

 

Muchos ciudadanos pensarán que no ha habido tiempo en los tres últimos años para hacer realidad las necesidades de la sociedad española. El Gobierno Rodríguez ha perdido el tiempo acariciando a ‘La Juana’, presentando a ETA en sociedad, internacionalizando el conflicto y diciéndonos lo contrario de lo que sucedía en los diversos ámbitos sociales y políticos. A los hechos me remito. Por eso no pudieron montar antes la tómbola de las promesas.

Huele a elecciones y no se cortan ofreciendo desgravaciones de todo tipo; aunque solo sean promesas. Ayudas para los jóvenes, la vivienda, la natalidad, el empleo, las pensiones… Como si antes no hubiera sido necesario. Les cuesta dejar la poltrona. Si hay que prometer se promete lo que haga falta, antes que dejar el sillón, el sueldo, las prebendas, el tráfico de influencias y el coche oficial. Aún recuerdo aquel chiste que se aplicaba a los socialistas de Felipe González que habían tocado poder tras las elecciones de 1982; se solía decir que habían cambiado las cinco “ces”: casa, coche, compañera, coño y cartera.

El presidente Rodríguez ya está en campaña. Anuncia lo que haga falta. Por anunciar que no quede, de la misma forma que Manuel Fraga daba la mano a quien se encontrara durante la campaña, hasta el punto – según cuentan – de habérsela estrechado hasta a un maniquí que estaba expuesto a la puerta de un comercio. Eso ya es el colmo del mecanismo condicionado o del instinto del ‘político a piñón fijo’.

Hace unos días caía en nuestras manos un borrador del Plan de Fomento del Alquiler. Lo cierto es que algo muy parecido a ese documento lo leí hace tiempo. Allá por la última legislatura de Felipe González. Tengo la sensación de que se están desempolvando proyectos de principios de los noventa que no vieron la luz o que quedaron a medio hacer. Huelo a miedo y a desconcierto.

Huelo a engaño, a patraña, a imprevisión. Huelo a miedo. Mucho miedo y muchos miedos. Miedo que hace temblar ciertas estructuras del poder socialista. Un miedo que esconde alfombras polvorientas y conversaciones no ventiladas. Miedo a perder lo que se consiguió sin trabajar y con demasiados muertos por testigos. Un miedo silencioso a que predique GARA o a que la banda asesina hable más alto de la cuenta y pase facturas a quienes han pretendido desestabilizar el Estado de Derecho. Hay miedo a muchos miedos inconfesables y a subterráneas e incontroladas vendettas.

Sigue el engaño por todas esquinas. Hasta lo advierte la oposición, después de haber permanecido mucho tiempo sin rumbo serio. Hablan de “golpe de efecto chabacano”, de “situación de angustia electoral”, de “anuncios electoralistas sin concretar”,… Es evidente que desde las filas del partido del Gobierno y desde éste anuncian lo que no han sabido cumplir ni podrán hacerlo aunque regresaran al poder. Es el miedo descrito. Un miedo que atenaza y habla.

Rodríguez no escucha a su experto en economía. El gobernador del Banco de España se está hartando de pedir prudencia y dar recomendaciones, conocedor de la que se aproxima y del fin del ciclo de bonanza económica. Fernández Ordóñez sabe que las “políticas de alegrías” no son recomendables en época de vacas flacas. Durante su comparecencia en la Comisión de Economía y Hacienda del Congreso de los Diputados, ha apostado por mantener el superávit cuando las cosas vayan mal. “Cualquier tentación de hacer políticas de alegrías sería absolutamente contraproducente”. El gobernador tiene muy claro que el aumento del gasto público genera, entre otras preocupaciones, tensiones inflacionistas. Si con tales recomendaciones no sabe jugar las cartas el presidente Rodríguez, será una prueba más de la incompetencia y del sentimiento de gafe que le acompaña allá donde acude. Y lo que es peor: esa incompetencia y sus gafadas escenas las proyecta con facilidad y forma permanente

 

Presos de ETA, quemados para la causa

jesus10.jpg J. Salamanca presos2.jpg Etarras

Cada vez molesta más que la “Kale Borroka” presione a costa de la situación de los presos, cuando los propios violentos consideran que están muertos para la causa. ¡Ya está bien de hipocresía! El entorno mafioso de la banda no quiere oír hablar de los presos, sobre todo el entorno más radical. Por eso las manifestaciones de estos últimos días, donde Askatasuna y Etxerat han pretendido ser protagonistas, son más un chiste de largo recorrido que una aspiración realista.

El chantaje de los violentos no ha dado resultado. A más violencia etarra, más desprecio acumulado por parte de la sociedad vasca y española. Un Estado de Derecho no tiene nada que tratar con la banda asesina ETA. Pero nada de nada, excepto la rendición, la entrega de las armas y el compromiso de cumplir íntegras las penas, sobre todo en los delitos de sangre. Con asesinos y extorsionadores no se pacta, ni se negocia. Dialogar, sí, y mucho, pero para fijar día, hora y lugar para la entrega de las armas, pedir perdón a la sociedad española y rendir cuentas con la Justicia.

La situación de los presos no va a variar. Los presos son innegociables, como innegociable es la rendición del Estado de Derecho. Hay que hablar claro de una vez: la banda y su entorno no quieren tener cerca a los presos, ya que son terroristas “burn out”. Para entendernos: en el entorno abertzale, un preso es material quemado e inservible para la causa; aunque rentable económicamente para los familiares.

Hemos insistido, y no nos cansaremos de hacerlo a pesar de las reiteradas amenazas, en la urgencia de aprobar una nueva Ley Penitenciaria que plantee una nueva forma de dispersión. ETA seguirá acorralada, tan pronto como José Luís Rodríguez Zapatero abandone el poder por mandato de las urnas. Su tiempo de responsabilidad ha sido un tiempo muerto para la Justicia, para la sociedad y para el Estado de Derecho.

España no se merece un Gobierno que intente “nadar entre dos aguas”, haga el ridículo en política exterior, conduzca a España hacia el hazmerreír en la Unión Europea y cuya lealtad se ponga en duda constantemente. “Por la boca muere el pez” y eso es lo que el presidente Rodríguez está pagando en casi todos los foros: “Se muestra nervioso y atenazado, sabe que varios de sus ministros le han vendido en varias ocasiones y está con las posaderas al aire”, comentaba la semana pasada uno de sus allegados en León. Han dejado de creer en él buena parte de los suyos. Se han convencido de su falta de carisma y comprueban a diario la inutilidad de la mayoría de sus medidas sociales y políticas; casi siempre inducidas por un claro desconocimiento y una peor perspectiva.

No podemos entender que la propia Askatasuna lleve su hipocresía a extremos inexplicables. Repiten entre bambalinas que el tema de los presos no está entre sus prioridades. Pero a las bases,…hay que contentarlas. Cada vez está más claro que la “Agenda” se puede cerrar tranquilamente. El maltratador de género, Jesús Eguigurenmachacó’ el mal llamado “proceso de paz” y al presidente Rodríguez le engañaron desde todas perspectivas: los suyos y los otros. Hoy nuestro presidente es el prototipo de la ignorancia y la desidia para los diferentes Ejecutivos de la UE, así como el peligro más inmediato en la gestión, planificación y asunción de la inmigración. A veces me pregunto qué va a hacer el PNV sin protagonismo? ¿Qué va a explicar el PSOE sobre los presuntos contactos que llevó a cabo hace cuatro años con ETA? Hay que volver a la Ley de Partidos para que el entorno etarra no marque pautas a nadie. El Ejecutivo de Rodríguez debe volver a ‘abrazar’ el Estado de Derecho, buscar la unidad y la concordia con la oposición. Ya está bien de desprestigiadas aventuras y de carantoñas con la serpiente abertzale.

Sería muy duro para la sociedad española que existiera una maniobra conjunta entre la banda y el PSOE; ni siquiera buena parte de sus bases lo aceptaría. No se puede caer en los desatinos de los clanes y las mafias, porque el barco de la democracia acabaría encallado. Hay que saber utilizar los instrumentos del Estado de Derecho. En este momento hay dos facciones de ETA. Los violentos hace tiempo que están divididos. Alguien deberá asesorar al presidente Rodríguez para que no añada un problema más a su larga lista. Problemas, por otra parte, que se pegan como lapas a su fama de gafe para el Estado, abarcando desde la caída de la bolsa y el fin del ciclo económico alcista hasta el tropezón de la selección española de baloncesto.