Carmen Chacón, o ‘Carme’ Chacón que parece que queda más progre y desbaratado, sigue desorientada y aún no ha sabido coordinarse con los demás miembros del Gobierno Rodríguez. La ignorancia económica de la nueva ministra de Vivienda le ha llevado a afirmar, sin cortarse un pelo, que el precio de las hipotecas ha tocado su punto más alto. Es justamente lo contrario de lo que dicen los analistas y los expertos en economía. Quienes conocemos a Carmen estamos convencidos que acabará diciendo más barbaridades que Solbes, tan pronto como se descuide Rodríguez, así como que llegará al mismo desfase que él.
Lo que se dice desde el Gobierno Rodríguez, inmediatamente es desmentido por la realidad. Se les ha pegado el papel de la negociación con ETA: hoy miento, mañana tergiverso y pasado mañana si hace falta niego, desdigo o contradigo. ¡Caramba, qué tropa más mal avenida! No se puede pedir tranquilidad a las familias cuando el agua empieza a llegar al cuello a muchas. Al menos, allá por la segunda mitad de los años noventa, se dijo a los hipotecados que esperaran y que confiaran en las medidas económicas del Gobierno; pero se hizo con conocimiento de causa. Y surtió efecto positivo.
Una prueba es que muchos hipotecados vieron bajar sus créditos hipotecarios del 10,30% al 5,75 % en tres años. Y en muchos casos hasta el 4 %. Es cierto que se congelaron los sueldos de los trabajadores, y especialmente de los funcionarios, pero esa inesperada bajada fue como aumentar al sueldo cuarenta, cincuenta o sesenta mil pesetas mensuales. De ello muchos notarios podemos dar fe, pues nos beneficiamos de las medidas económicas del Gobierno. Hoy sucede justamente lo contrario: el Gobierno Rodríguez ha vivido tres años de las rentas y ya se les ha acabado el chollo. Carecen de proyecto económico y así les cubre el pelo. Claro que, sueldos como los de la señora o señorita Chacón, no están al alcance de los trabajadores. Ella no es “mileurista” y por eso se permite el lujo de aconsejar, o mal aconsejar, basada en la ignorancia y en el desconocimiento, que es algo así como ignorar o insultar al ciudadano que madruga a diario.
Para Chacón, es España “no es alarmante la subida del precio de las hipotecas”. ¿Pero de dónde se ha descolgado la joven ministra? ¿Cómo no controla el Gobierno Rodríguez las tonterías de los miembros a quienes apadrina? Al principio solo decían barbaridades Chuchi Caldera, Moratinos, Carmen Calvo, la ex ministra Trujillo, Maleni Álvarez y pocos más; pero la nómina aumenta con el paso del tiempo y el agota miento de la legislatura. A las pruebas me remito.
Los datos en España ni son tranquilizadores ni la solución es el alquiler. Si no conoce el problema de la vivienda en el país, lo mejor que puede hacer es achacar al presidente Rodríguez la ignorancia de haberle nombrado para algo en lo que no da la talla. Y a continuación puede marcharse con la tranquilidad de haber deshonrado la situación del ciudadano hipotecado. No dude en ponerse a tocar el acordeón en cualquier esquina, mientras escucha los comentarios de los ciudadanos y ciudadanas hipotecados. Comprobará que su ignorancia ha sido excesivamente atrevida y claramente interpretada.
Las nuevas medidas que han trascendido, y que serán puestas en marcha en octubre, no se las va a aprobar Solbes, a pesar de su desfase. El Consejo de la Juventud le ha desorientado a usted, al igual que lo ha hecho la FEMP. Pero voy más lejos: no dudo de sus reuniones con esos órganos. De lo que estoy convencido es de que usted no ha entendido lo que le han expuesto o se han vuelto majaras o pretenden “hacer un calvo” al Gobierno para quitárselo de encima. Así no van a revolucionar el mercado del alquiler. Si acaso van a enmarañar la situación actual, que ya lo está bastante, dicho sea de paso.
A Carmen Chacón le han hablado del ladrillo; pero tengo mis dudas de que lo haya visto de cerca. Algo así como el que hablaba de fútbol y lo comparaba con una pastilla de chocolate. Y es que cuando la ignorancia pretende darnos lecciones a los ciudadanos que vivimos la realidad hipotecaria, la conclusión a la que llegamos es que no faltan estúpidos que abanderan la nada, el esperpento y la sinrazón.