Archivo diario: 26 enero, 2007

Presidente a la deriva

jesus.JPG Jesús Salamanca Alonso

     El coloquio entre el presidente Zapatero y Garzón ha dejado ‘perlas’ para el entretenimiento y no menos preocupación. Cada vez que el presidente habla de terrorismo, se mete en charcos y acaba salpicando a los demás. La prudencia no es precisamente su especialidad. Y tampoco su norma habitual. Decir que se está “en la fase final del terrorismo” es una necedad gratuita del mismo estilo que las atrevidas e inoportunas opiniones del pasado 29 de diciembre. Zapatero aún no alcanza a conocer la preocupación social que genera con sus frases hechas, tan trasnochadas e impropias de un presidente de Gobierno. ¿Pero quién le asesora tan mal? Ahora mismo tenemos un presidente a la deriva.

     La falta de consenso con el partido de Mariano Rajoy tampoco ha sabido enfocarlo. Después de traicionar el Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo, negociar con ETA mientras firmaba el citado Pacto con el PP y alardear de Otegi como ‘príncipe de la paz’, ya no hay quién confíe en este hombre gris, huidizo, asustado, mentiroso, con imagen de niño bonachón y adolescente bobalicón.

     Precisamente es su diaria actitud la que ha llevado a la absurda confrontación. Le tienden la mano para afrontar el terrorismo y él la muerde en vez de recibirla con agrado y gratitud. Hace tiempo que la diestra política ha dejado de confiar en Zapatero y la siniestra que le acompaña le mira con demasiado recelo. Tan solo el provecho y el egoísmo partidista le reportan extrañas sonrisas de sus socios, a la espera de poder ‘trincarle’ la bolsa de los doblones.

     En el coloquio demostró ser un experto en frases hechas, de rimbombantes formas y vacías de contenido. Se quedó a mitad de camino entre la media verdad y la barbaridad. Acabó instalado donde siempre y lo más inteligente que afirmó fue que “el terrorismo es una de las grandes asignaturas que la democracia vencerá”. Estimado presidente: Blanco y en botella; relincha y cuadrúpedo; ladra y muerde.

     Al menos, Felipe González generaba reflexión con sus intervenciones; pero Zapatero alienta dudas, sospechas y preocupación. ¡Y el otro haciéndole el juego y bailándole el agua! ¿Estará al olor de la titularidad del Ministerio de Justicia ahora que va a quedar vacante? A Garzón se le ve venir, pero nunca se sabe por dónde va a entrar. Al tiempo.