Archivo diario: 18 enero, 2007

Solidaridad de Joseba Permach

perio2.JPG Jesús Salamanca Alonso

Josefa Permach ha echado un cable dialéctico a sus compañeros, Arnaldo Otegi y Díez Usabiaga. Según él, sus reflexiones representan al colectivo al que pertenecen. Vamos que lo de la pareja de batasunos no ha sido un calentón momentáneo.

Los voceros del mundo abertzale aciertan cuando insisten en que “no es posible un proceso con bombas”, pero se equivocan cuando hablan de “leyes de excepción”. Nunca un Estado de Derecho puede aplicar una ley descafeinada, ni a un grupo terrorista, ni a un ciudadano, ni a una organización por muy legal que sea. El ordenamiento jurídico es el que es y lo es para todos. Ni se contemplan excepcionalidades, ni relajamientos puntuales. Y quienes planteaban adaptar la ley a las exigencias del momento, cuando se inició el “proceso”, sería conveniente que no continuaran en la Judicatura. Una vez que han demostrado lo que por todos es conocido, ni siquiera deberían estar en los aledaños de la misma, para así evitar interferencias, desagradables sorpresas y presuntas corruptelas. Lo de siempre: la mujer del César ha de serlo y parecerlo.

Permach se contradice; aunque lo más probable es que no haya sabido hilvanar su discurso ante los medios de comunicación. Insiste en apoyar las palabras de Usabiaga y Otegi; pero cae de nuevo en lo que llama “necesidad de reflexión” acerca de la “partición de Euskal Herria o la negación del derecho a decidir”. Tal planteamiento da para toda una tesis doctoral. En una palabra: están muy alejados de la realidad. Ese tipo de ‘Hoja de Ruta’ es inservible; en esa línea no hay estrella que no acabe estrellada.

El atrevimiento del bandarra Permach, universitario y culto, pero no por ello menos abertzale o menos bandarra, se desploma cuando considera un error hablar de “pactos antiterroristas” ¿Cómo habrá que llamar a la acción que se realiza contra aquello que produce terror? ¿Es que pretende el trato de Estado a Estado? ¿Acaso el Estado de Derecho ha reprimido a alguna comunidad autónoma por sus pretensiones, requerimientos o discrepancias?

No se puede pedir a los demás un compromiso serio, y menos cuando ni siquiera lo es uno mismo. Si se refiere a la seriedad etarra o batasuna, mejor apagar las luces y salir corriendo. Visto lo visto, ni el presidente Rodríguez Zapatero volverá a tomarse con seriedad cuanto proceda del entorno abertzale. ¡Y eso que era el único que se lo creía todo, cual ‘Bambi’ aturdido, hasta que ‘volvieron los cazadores’!

ETA utiliza la mentira como argumento de presión. Lo hace premeditada y repetitivamente. Aún piensan que su mentira, repetida hasta la saciedad, acabará convirtiéndose en una verdad. Y si no es esa la intención, alguien deberá explicarnos la pretensión con burdas afirmaciones como “leyes de excepción”, “persecución a la izquierda abertzale”, “políticas penitenciarias de venganza”, “mesas de partidos”, “igualdad de condiciones”, “presos políticos”,… Cómo será de retorcida la intencionalidad que ni siquiera los socialistas de Zapatero — sus primos carnales por parte socialista y marxista — pueden atender sus requerimientos.

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ETA mata, nunca pregunta

prd4.JPG Jesús Salamanca Alonso

No sé en qué estaría pensando Arnaldo Otegi al afirmar que las amenazas de ETA “restan credibilidad” al alto el fuego. ¿Será que su paranoia le hace pensar que está aún dentro del esperpéntico ‘proceso’? Empieza a estar asustado ante sus cercanas comparecencias judiciales, como así lo ha manifestado a su entorno.

Hay que reconocerle sus intentos por conseguir que ETA mantuviera el alto el fuego; aunque lo haya hecho por puro y simple egoísmo. Pero que nadie se llame a engaño: bajo ningún concepto era el “príncipe de la paz”, como parecía pensar el presidente Rodríguez Zapatero. En su eterna morada, don Manuel de Godoy y Álvarez de Faria, seguirá siendo el titular de tal reconocimiento, pero con mayúsculas.

Otegi está perdiendo el sitio, mientras que la sombra de Barrena es cada vez más amplia y alargada. ETA no está acostumbrada a que Batasuna malinterprete, rechace, confunda o discrepe de sus mensajes. Por eso las rectificaciones de Pernando Barrena ponen a su camarada, Arnaldo Otegi, en una difícil tesitura y éste no debería olvidar que ETA se ha rearmado por ‘obra y gracia’ del presidente del Gobierno de España, así como ha captado nuevos mercenarios.

Siempre se ha dicho que quien tiene las armas en la organización asesina, goza del mando y del poder. La disidencia en el mundillo abertzale se paga cara y cercana en el tiempo. La historia de ETA demuestra que, tras un acto de disidencia, unos han sido apartados, vejados y olvidados en el mejor de los casos. Otros, por el contrario, dejaron de hacer guardia a los luceros y de alumbrar vericuetos de la banda; simple y llanamente ‘crían malvas’. ¿Alguien en ETA o en el mundo abertzale se acuerda hoy de Dolores Zataraín, salvo para ser denostada?

Otegi ha jugado con fuego, al igual que lo ha hecho Jesús Eguiguren. Ambos pueden haber jugado y perdido su última baza política. Nadie como Otegi sabe a qué se arriesga; peor aún si llega a encabezar el alejamiento del sector más moderado de la ilegalizada formación.

ETA está dividida, muy dividida. Y en eso se basaban muchos de los temores del Gobierno central. Tanto en la calle, como entre quienes cumplen condena penitenciaria, muchas esperanzas se han frustrado. Los presos de la banda seguirán siendo iconos, pero solo mientras estén en la cárcel.

Confusión y escisión son dos conceptos que acompañan al mundillo de Batasuna y Alkartasuna. Lo niegan en público y lo sufren en privado. Arnaldo Otegi pierde. Gana Pernando Barrena. Y Joseba Permach, disimula lo que para él no es indiferente. En medio de esa ceremonia, se asume que ETA mata y no pregunta.

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