En 1996, cuatro años antes de la transferencia de competencias educativas a la Junta de Castilla y León, propusimos a dicho organismo la necesidad de pensar en la creación de un Observatorio Permanente para la Educación de Personas Adultas. Con ello pretendíamos poner un mínimo de orden en el caos que el MEC tenía en esa variante del sistema educativo. La idea debió de ser demasiado avanzada para el momento. Casi todos cerraban sus despachos y ponían de guardia a su secretaria: no querían compromisos, ni trabajo.
Han transcurrido diez años y se han puesto de moda los Observatorios para todo. Muchas veces se quedan en buenas intenciones y en meros planteamientos teóricos, más que en eficacia real. Algunas comunidades autónomas han creado tales órganos para los asuntos más variopintos que uno se pueda imaginar. También Europa se ha subido al carro. El Estado tampoco se ha quedado atrás: para la construcción, la vivienda de los jóvenes, la sostenibilidad, las drogas, la economía social, el sistema nacional de la salud, la siniestralidad laboral,…Solo en el Ministerio de Fomento hay casi tantos Observatorios como departamentos.
Y no iba a ser menos Castilla y León. Tanto Observatorio y tanto sindicalista liberado, pero nadie se había percatado que la empresa FASA RENAULT perdía mercado y perspectivas. Mucho tienen que cambiar las cosas para que no elimine puestos de trabajo en las próximas semanas, reduzca turnos, amplíe bajas incentivadas, jubilaciones anticipadas, regule a gran parte de su personal o acabe deslocalizándose. Pero lo más llamativo es comprobar cómo el presidente Herrera promete un observatorio a toda persona o entidad que se entrevista con él. Lean, lean las hemerotecas y la prensa digital de los últimos dieciséis meses.
El presidente Herrera, su consejero de Industria y los sindicatos de clase no alcanzan a entender que “cuando FASA estornuda, Castilla y León se constipa”. Tenemos Observatorios para la sociedad de la información, la automoción, el empleo, la convivencia escolar, lo social, el empleo autónomo, la igualdad, la formación profesional, la violencia de género, la población y la inmigración. A ellos hay que unir los que ya existen en algunas Universidades, Ayuntamientos y Diputaciones. Un dato: en dos días se han creado dos más: uno en las Cortes regionales y otro en la Consejería de Presidencia.
No se puede salir de casa si no tienes un Observatorio. Hay que observar y dejar que te observen. Al parecer, cada vez se lleva menos lo de trabajar, ya no está de moda. Hoy lo moderno es optar por lo contemplativo.