Durante varios meses el Gobierno socialista ha hecho la vista gorda ante muchas actuaciones del entorno abertzale. Según el presidente Zapatero, los actos violentos eran bromas sin importancia de los ‘chicos de la gasolina’; el aparato de extorsión de ETA no existía y, por tanto, no recibía chivatazos; los ataques a la propiedad privada se los inventaba el PP; en los zulos no se guardaban explosivos, ni en Francia se robaban pistolas o se secuestraba la libertad de ciudadanos; la COPE y los curas se inventaban las desgracias del día a día y su santurrón, Jiménez Losantos, se encargaba de divulgarlas… Todo lo exageraba el PP. Eran palos y más palos en las ruedas. Zapatero había bendecido el proceso y quien no lo viera así era un facha y un intransigente.
Tras el ‘entierro’ de Zapatero, bajo los escombros de la T-4, el Gobierno, el partido y sus voceros mediáticos van a piñón fijo: requerimiento judicial al otrora ‘príncipe de la paz’, Arnaldo Otegi; encarcelamiento del periodista francés que elaboraba “Zutabe”; detención de Etxebarría y Larrinaga mediante una euro-orden; resolución en breve sobre si tres entidades pro-etarras forman parte del entramado de ETA (lo sabe y lo confirma media España, pero lo duda el Gobierno español); aparición de zulos con abundantes explosivos;…
Da la impresión que todo se conocía; pero no era el momento de actuar. Esos inocentes muchachotes — mensajeros de la paz — debían conocer las bondades zapateriles y los muchos regalos que podían encontrar. Todo ello amenizado por un dudoso mediador, condenado por maltrato, que hoy se esconde avergonzado en algún lugar de las vascongadas. Vamos que, realizado un detenido análisis de situación, uno se acuerda del Conde de Romanones: “¡Joder, qué tropa!”.
La torpeza, inoperancia y sordera del presidente se pretende tapar con demasiadas y atropelladas urgencias: ‘manifa’ orquestada con dudosa perspectiva; búsqueda de chapuceras culpabilidades; huida hacia adelante cual simples filisteos; voceros mediáticos en jauría; nauseabunda intoxicación de culiparlantes incontrolados; saltimbanquis viperinos impregnados de mala fe;… Han sido descubiertos en plena faena: sin información, sin hacer los deberes y vanagloriándose de humo en cesta. De momento, Zapatero atraviesa por un respiro puntual; pero no debe olvidarse de coger suficiente aire, antes de que GARA hable de nuevo y Arnaldo Otegi azuce con las reuniones, los compromisos y la sonrisa.
El aparato mediático socialista tiene encomendado tapar la voz de la libertad. Hay que salvar el barco a toda costa. A estas alturas del “proceso de paz” nadie se extraña que el Gobierno español arreste a la piedra, en vez de a quien la arroja. Los medios abertzales (Txalaparta Irradia y Radio Pays) tachan de torpe e inútil al Gobierno español. En el próximo “Zutabe”, el Ejecutivo encontrará claves, culpas y pruebas. Sebastián Bedouret ya no es imprescindible. Cuestión de días. ¿Y Zapatero aún con esos pelos?