“Lo verdadero es demasiado sencillo – en palabras de George Sand — pero siempre se llega a ello por lo más complicado”. Y es que a estas alturas de la película, Batasuna sigue sin condenar el acto terrorista; aunque a su vocero oficial le faltó tiempo, en la rueda de prensa posterior al atentado, para pedir serenidad y responsabilidad. Eso sí, dejó constancia de la solidaridad de Batasuna “con las personas afectadas en el atentado”. Si alguien no alcanza a entender qué es la hipocresía, ahí hay un claro ejemplo.
Según Arnaldo Otegi, la izquierda abertzale quiere “compartir la preocupación con los ciudadanos de Euskal Herria y del Estado español”. Ahí es nada, profesionales de la algarada y del desorden repartiendo palomas de la paz al prójimo, como si estos últimos cuarenta años hubieran supuesto un altar de gozo, armonía y tranquilidad. Compartir la preocupación de los ciudadanos supone abandonar la violencia, la extorsión, el tiro en la nuca, la bomba-lapa… ¡Así de sencillo! Lo demás son ganas de incordiar y adornar el crimen a traición.
Nunca entenderé lo que Otegi llama “alcance político”. Según él la ‘siniestra’ abertzale llevaba meses insistiendo en que “la oportunidad de soluciones al conflicto pasaba por el no bloqueo institucional”. En un Estado de Derecho tales afirmaciones alcanzan el esperpento; como si el Estado tuviera la obligación de ponerse a los pies de los violentos y arrinconar las herramientas de la democracia y la Justicia.
Sus reflexiones políticas son de chiste sin recorrido: Harto de hablar de ‘bloqueo’, resulta que para la siniestra abertzale “el proceso no estaba roto” tras el atentado. Una explosión de envergadura, dos trabajadores muertos y nos sale con que el proceso sigue adelante. Pocas veces la ignorancia alcanzó tal grado de estupidez. La misma que el presidente ha demostrado con reiteración durante su denostado ‘proceso de paz’. De ahí que, como presidente y político, se haya coronado con la aureola de la sospecha, la mentira y la ingratitud. “Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti”.
Para Arnaldo Otegi solo hay un responsable de todo: el Gobierno español. Pero tendrá que pasar mucho tiempo para que haya un intento de esperpento como el acontecido. Hasta ‘Pepiño’ descarta que el Gobierno lo intente a corto y medio plazo. Lo que sí debe preocuparnos son planteamientos como el de ERC respecto a que se volverán a dar las condiciones para intentar un fin dialogado de la violencia; el convencimiento de la presidenta del Parlamento vasco, Izaskun Bilbao, respecto a la continuidad del trabajo de Ahotsak; además del deseo de ETA-Batasuna, según Otegi, de “no romper puentes de diálogo político”.
El Gobierno sigue con las posaderas al aire. Las revelaciones de ETA-Batasuna están en fase inicial. Otegi seguirá ‘tirando de la manta’. En términos vulgares su consigna es convertirse en ‘mosca cojonera’ del Gobierno y no callarse ni debajo del agua. De momento, una perla: “…hay que recordar que la oportunidad que se abrió con el alto el fuego se debió a que durante años hubo un puente abierto, (…), entre el Partido Socialista y la izquierda abertzale».