Miserable negociación

perio2.JPG Jesús Salamanca Alonso

Tras el presunto robo, por parte de la banda terrorista, de más de 300 armas en Francia, el mal llamado ‘proceso de paz’ pasa por un momento delicado e impreciso. Lo curioso del caso es que el presidente Rodríguez Zapatero no ha sabido reaccionar, está atenazado y apenas se ha limitado a decir inconcreciones, puesto que según él “no prevé cambios en los próximos días”. Muchos españoles seguimos sin entender cuál es el motivo de las continuas provocaciones de ETA y queremos explicaciones; es más, exigimos explicaciones. Los españoles no nos merecemos un Gobierno que mienta, ni debemos permitir que se juegue con el Estado de Derecho.

El presidente debe hacer saber a ETA que solo procede su rendición incondicional y el cumplimiento íntegro de las penas. ETA jamás conseguirá formar un Estado. Estamos ante una banda con estilo chulesco, miserable provocación e instinto asesino. Por eso no se entiende el balón de oxígeno que el Gobierno ha dado a la banda y menos aún al comprobar que ésta ha iniciado un proceso permanente de rearme.

Las cuentas no le salen al presidente. El enfoque ha fallado. Desde el principio debió tener claro que el diálogo siempre es necesario, pero nunca la negociación con una banda terrorista. También la Eurocámara se ha ‘columpiado’ y difícilmente volverá a tener crédito para muchos españoles. Ha actuado como un falso mediador queriendo rememorar la heroicidad que practicó con el IRA y le ha salido el ‘tiro por la culata’. Hasta GARA se ha mofado de los euro-representantes llamándoles ‘botijillos andantes’.

Apoyar la negociación es hincar la rodilla en tierra. Solo se negocia la rendición, ya que de otro modo se hubiera cedido hace cuarenta años y hubiésemos evitado cientos de muertes inocentes. Me cuesta creer que pueda pasar el Gobierno de regenerado a degenerado; la negociación lleva a eso y solo a eso, si se utiliza el Estado de Derecho como parapeto.

La situación actual hace que debamos replantearnos muchas cosas, entre ellas el tipo de partidos existentes. Lo que está claro es que ‘con estos bueyes es complicado arar’. PP y PSOE parecen haberse consumido y dejado de servir a los intereses de la ciudadanía. La regeneración no puede esperar. España precisa de partidos nuevos, alejados de las sospechas y de la corrupción. Si el PSOE fue la ‘punta de lanza’ de la corrupción en los años ochenta y parte de los noventa, en el PP le han salido imitadores en muchas comunidades autónomas.

La corrupción es deplorable. La negociación con ETA es corrupción política contra las libertades y el Estado de Derecho. Me cuesta creer que el Gobierno socialista acabe dando la razón a Balzac: “El socialismo que se cree nuevo, es un viejo parricida. Ha matado siempre la república, su madre, y la libertad, su hermana”.

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