Formación Profesional: futuro despejado

prd4.JPG Jesús Salamanca Alonso

La aspiración moderna de lo que hoy es la Formación Profesional, en lo que a proyectos de futuro se refiere, estaba contenida con suma claridad en el Tratado de Maastrich. Ese acuerdo, firmado el 7 de febrero de 1991, en su capítulo dedicado a » Educación, formación profesional y juventud» establecía entre sus prioridades la potenciación de la educación a distancia, el fomento del aprendizaje de idiomas y la atención a la formación profesional.

Para afrontar los desafíos existentes, la atención a la formación continua es esencial. Hoy, ante la incorporación de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, la modalidad de educación a distancia presenta una ventaja digna de tener en cuenta como es el hecho de posibilitar la formación profesional continua a los demandantes que, por diversos motivos, se sienten imposibilitados para asistir con regularidad a un centro educativo.

La formación profesional hoy está condicionada por múltiples cambios y diferentes riesgos. Entre los primeros no podemos omitir la necesidad urgente de variar las estrategias para racionalizar el ámbito industrial, así como el mayor alcance que están obteniendo la información y la comunicación, además de las variantes demográficas. En cuanto a los riesgos, es un hecho la polarización del crecimiento económico. Sin una expansión de la formación profesional — recursos humanos, materiales, formación programada,… — estaremos ante el afianzamiento del desequilibrio entre los países y el abuso en los mercados transnacionales.

Plantearnos cómo va a evolucionar la formación profesional en los países miembros de la Unión Europea supone contestar teniendo presentes factores como: empleo, formación continua, aspiraciones juveniles, impulso de nuevas tecnologías y potencia¬ción de la educación a distancia.

La formación continua debe tender a eliminar barreras y despejar la resistencia de las empresas. Para ello se requieren políticas alternativas que conduzcan a esas a invertir en programas de alternancia, bien sea a cambio de reduccio¬nes/exenciones fiscales, bien mediante otros incentivos que contribuyan a hacer realista la adaptación a los modelos y a las nuevas tecnologías para no quedar ‘descolgados’ de los ‘tirones’ mercantiles del mundo productivo.

La atención a la población joven, en un intento de extender la formación profesional a los mismos, supone una garantía de futuro y una adaptación a los nuevos retos. Eso sí, sin olvidar la recualificación de los menos jóvenes. Las nuevas tecnologías deberán estar presentes en múltiples perfiles profesiona¬les, haciendo uso de la transversalidad; de ahí que buena parte de los saberes profesionales deban abarcar una interacción entre la informática, la electrónica y las técnicas de comunicación…

Hoy el empleo creativo es un reto. El autoempleo se ha convertido en una aspiración fundamental ante la dificultad empresarial para garantizar empleo estable. A ello se une la persistencia de estructuras caducas en el sindicalismo de clase y un afán burlescamente controlador sin visión macroeconómica, ni perspectiva empresarial, ni futuro clarificador.

fp.JPG Alumnado de formación profesional

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