Por Jesús Salamanca Alonso / Como animalitos que chapotean en grupo en los estercoleros, no tardó Sánchez ‘plagio’ en meterse en ellos. Al presidente le faltó tiempo para incitar y excitar un odio político y vengativo. No menos miserable: manipuló y manoseó la tragedia y la culpabilidad contra Díaz Ayuso y Almeida; no se cansó de meter cizaña e intoxicar la crisis sanitaria. Precisamente él que, de cara a la galería, hablar de “despolitizar la crisis”.
El Gobierno ha contraído una deuda impagable. Miles de servidores públicos sanitarios y no sanitarios han trabajado con eficacia y no menos riesgo contra el virus, a pesar del Gobierno central que no se cansa de poner palos en las ruedas y negar el riesgo de los sanitarios: miles de toneladas de material sanitario enviaban a sus socios ideológicos de otros países mientras aquí los nuestros se protegían con bolsas de basura cual batas de dibujos animados o acudían a atender a los pacientes “a pecho descubierto” y, en muchos casos morían. Ningún país del mundo ha llegado a los 55.000 contagios de sanitarios y decenas de fallecidos: eso lo dice todo.