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No tengo ninguna duda respecto a que Mariano Rajoy fue un gran vicepresidente, un extraordinario ministro de Administraciones Públicas y un buen ministro de educación. Y también estoy convencido que hubiera sido un digno presidente del Gobierno, como gran gestor que es. Pero como jefe de la oposición ha sido un desastre, y no por él mismo, sino por el equipo que le ha acompañado y desprotegido durante estos últimos cuatro años.
Prueba de ello es que se ha escudado y apoyado en los líderes del PP valenciano, sabedor de que sus más cercanos, Angelito Acebes y Eduardo Zaplana, eran simplemente dos tomates de escaparate. Acebes ha logrado el ‘milagro’ de que el PP pierda votos cada vez que habla él. Posiblemente, como dicen muchos de sus correligionarios de Ávila, Mariano debió prescindir de Angelito tras los sucesos del 11-M. En el caso de Eduardo Zaplana, las cosas parecen clarificarse: ya ha anunciado que se va y es de agradecer. Un político profesional, como él, tenía que haberse dado cuenta de la situación mucho antes.
Hay que abrir la puerta para que muchos ‘gallitos‘ del PP, y otros muchos ‘gurriatos‘ de NNGG, salgan corriendo del partido. La sociedad reclama cambios urgentes en el principal partido de la oposición. ¡Ya está bien de apoltronamientos y de continuado aburguesamiento! ¿Es que nunca piensan en que hay que trabajar con rigor y seriedad? ¡Han copiado lo malo de las consejerías que presiden y de las comunidades autónomas donde mandan! Digo bien…¡mandan!