Siempre al olor del dinero fácil

No sé si son sinceras las medidas del Gobierno, porque estando detrás el sindicalismo, mal llamado «obrero», lo mismo justificarán el planchado de huevos que la fritura de corbatas.

Sindicatos

Por Jesús Salamanca Alonso / Confieso que no me fío de los sindicatos mal llamados «obreros». Ha sido tanta la corrupción que han generado y acumulado en este país que, cuando escucho la palabra sindicato de clase, instintivamente me llevo la mano al bolsillo. ¡Como para no hacerlo! Desde que el sindicato socialista se enredó en el «caso PSV» y algunos afiliados colgaron longanizas en la puerta de las sedes, no soporto las acciones de estas organizaciones anquilosadas, cavernarias y destructoras de empleo. Y cuando parecía que empezaba a recuperarme, surge la condena en Andalucía donde se dice que el sindicato socialista debe devolver cuarenta y tantos millones.

Lo curioso es que, en vez de pagarlo con el patrimonio personal de los irresponsables, lo paga con patrimonio sindical; es decir, los sindicatos obreros no tienen responsabilidades. ¡Manda huevos, qué mal están las leyes! Ahora entiendo cuando la población dice que la ley española está hecha para condenar a «robagallinas», «robaperas» y «tuercebotas», incluso «gente honrada y trabajadora». Naturalmente, los demás tienen quién estudie por ellos las trampas, la corrupción, la malversación y el crimen, Empiezo a entender eso del sindicato del crimen. Sigue leyendo

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