Hoy al volver de la huerta
no conseguí ver la puerta
de mi ilustre ayuntamiento.
Cual formado regimiento,
cientos y cientos de gente
esperaban en la cola
cada cual más impactante
puesto que la cosa mola.
Picó mi curiosidad
y a la masa pregunté:
¿a qué se debe la espera?
Indignados me contestan:
¿Es que usted no se entera?.
Alegres y solidarios
venimos a compartir
parte de nuestros salarios
para ayudar a vivir
a quien el «Vice» preocupa.
Y los que otra casa tenemos,
se la damos a «Podemos«
¡que lucha por el «okupa«!.
Ya ves lo bueno que soy,
que como manso borrego,
lo que tengo se lo entrego
a quien para mí es ¡»Dios»!.
Y vengo a que el señor alcalde
certifique que es de balde.
Pues muy bien, ¡gracias, me voy!
.
AUTOR: M