Nunca lo dudé y ahora lo corroboro. Muchos hemos tenido que aguantar los insultos de la izquierda pesebrera y del socialismo radical porque, desde hace años, hemos intentado mostrar que ETA participó en el 11-M. Cada vez hay más pruebas de esa participación y de la colaboración con banda armada por parte del Gobierno del ‘Vendeburras’ de León que ha arruinado a España durante el septenio negro. Desde hoy, tres medios de comunicación han capturado el hilo y no dejarán de deshilachar la madeja. Puede que el PSOE pague los sucesos, las sospechas y las evidencias de la llegada a Moncloa en tren de cercanías.
Hubiera sido imposible el proceso que se está produciendo en el País Vasco y la entrada en las instituciones sin la colaboración mutua y el entreguismo de un sector del TC, al que también hay que empezar a investigar. Igualmente hubiera sido imposible llegar a la mal llamada Conferencia de ¿Paz? de San Sebastián. El Gobierno del ‘Vendeburras’ negoció con ETA como no lo ha hecho ningún Gobierno de la democracia, aunque desde las filas socialistas se ha intentado tergiversar la realidad, llegando a afirmar que fue negociación lo que tan solo fue toma de temperatura en el caso del Gobierno de Aznar. Ha tenido que salir a la luz la opinión del presidente de EA y representantes de Amaiur, Pello Urizar, para que los socialistas se callen como difuntos. Les han dejado con las posaderas al aire.
Chuchi Eguiguren se la tenía guardada y no ha tardado en saltar, tan pronto como el PSOE se ha dado el batacazo electoral. Lo que ha hecho Eguiguren es el resultado del síndrome de Estocolmo que acompaña a este hombre desde que ETA le dijo que iba a “pagar por lenguaraz”. Hay pruebas más que evidentes respecto a que Eguiguren ha actuado por su cuenta durante la negociación y, a veces, a espaldas del PSOE en el caserío Txillarre; es más, tardó en enterarse el Gobierno del ‘Vendeburras’ leonés de la reunión mantenida por Jesús Eguiguren con el líder de Sinn Féin, Gerry Adams. Es lo que en España llamamos “ir a su bola”.
Nunca hemos dudado que el Gobierno socialista pactó el documento que fue difundido tras la mal llamada Conferencia de ¿Paz? de Aiete. Ahí no se ha equivocado Eguiguren. Hay que ser muy ignorante, o muy mentiroso, como ‘Pepiño’ Blanco, para negar evidencias; pero, claro, después del ‘caso Campeón’ tiene menos credibilidad que el PSOE después de Suresnes.
Un proceso como el actual y con las particularidades por las que está atravesando el País Vasco-Navarro no surge así de buenas a primeras. Ese proceso está “cocinado” por los cuatro costados y el objetivo era que tuviera tintes democráticos pero al PSOE le sucede lo que al cojo y al mentiroso. Siempre planteó que los medios de comunicación se mantuvieran a cero pero la ignorancia ha hecho que algún medio y más de un grupo siguieran con filtraciones toda la negociación, de la misma forma que el Gobierno introdujo varios ‘parásitos’ en el mundo abertzale. La discreción no es precisamente lo que caracteriza a Eguiguren, Moscoso y Josu Ternera. Y por si no era suficiente con esa indiscreción, ahora GARA buscará su momento. Hay actas ya publicada por ese diario pero desde el viernes sacará ‘sapos y culebras’. La maquinaria se ha encendido. No hay más que esperar. Al tiempo.