¿Qué hay de lo mío?

El gobierno de Zapatero ha perdido dos años valiosos negando  la existencia de una crisis. Mientras las familias y las empresas han tenido que apretarse el cinturón hasta extremos muy dolorosos –quedándose en el paro o quebrando–, el sector público  sigue engordando a costa de un endeudamiento que se ceba, vía mayores impuestos y tipos de interés, sobre esas ya muy debilitadas familias y empresas.

Ni el Gobierno central ni los barones regionales se están ocupando en acelerar la salida de la recesión sino sólo en salvaguardar sus mullidos sillones durante los próximos cuatro años. Los cinco millones de parados no son el centro de sus preocupaciones e iniciativas, sino sólo una chinita en su camino hacia la reelección que en su caso debe ser maquillada u ocultada.

Mientras, los partidos políticos siguen más interesados en preservar sus redes clientelares, su poder, su influencia y sus privilegios que en servir a los españoles, y continúan sin adoptarse las imprescindibles reformas que este país necesita.

En estos días de vacaciones los políticos socialistas, con poco recorrido en el poder, maniobran para no verse descabalgados de la irremisible reducción de plazas políticas a su disposición. Mientras los populares maniobran y no dejan de recordarles a sus dirigentes la recompensa prometida en forma de asesoría o dirección general

En un país que,  aparte de estos tres millones de funcionarios que dedican su mayor esfuerzo en crear circuitos paralizantes para justificar su existencia, hay 100.000 personas que cobran directamente de la política a través de sus cargos sea en ayuntamientos, diputaciones, autonomías o  ministerios, el problema es que con el cambio de color, muchos de los actuales permanecerán y se incorporarán otros de la facción ganadora siempre en número superior para impedir que los adversarios paralicen el país desde su cargo.

Así vemos que los españolitos que siguen buscando una salida a su difícil situación, no pueden ver otra que la posibilidad de incorporarse a la mamandurria generalizada que solo el preboste político con su generosidad puede otorgarle. Así que aquellos militantes del partido en el poder no dejaran de insistir en esta cuestión. A los demás ni siquiera se les da la posibilidad de tener que pagar impuestos de su trabajo, porque no lo tendrán.  ¿Hasta cuando se podrá aguantar así?

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