El bla, bla, bla, de 'Juanvi' Herrera Campo.

El presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, acertó a calificar como de «héroes» a los cerca de dos mil quinientos emprendedores que se han esforzado y arriesgado por crear empresas a lo largo de este año; pero no solo ellos son «héroes», ya que no hay que olvidar el sacrificio de cientos de emprendedores que se quedan en el camino y muchas veces porque la Junta de Castilla y León gestiona bastante mal sus propios recursos, las ayudas a la creación de empresas y la dotación de gastos de funcionamiento a sus propios servicios.

Ha tenido que celebrarse la entrega del premio “Empresario del Año”  para que el presidente Herrera  reconozca la lógica del sacrificio de muchos ciudadanos que, dispuestos a sacar adelante Castilla y León, incluso desconfiando de su presidente,  se esfuerzan por crear empleo ante el convencimiento de que la Junta de Castilla y León deja marchar a otras comunidades al sector más preparado de la juventud.

Una prueba de esa desconfianza es la última encuesta mensual, donde comprobamos que ante la pregunta sobre si «debe presentarse, Juan Vicente Herrera,  como candidato a la Junta de Castilla y León», la respuesta es clara y contundente: tan solo un 16,54% dice que sí, frente al 78,36% que manifiesta su negación a ese hecho. Un  5,11% se muestra desconcertado sin atreverse a contestar.

El presidente Herrera sigue moviéndose en discursos llenos de obviedades, pero que él y sus equipos no cumplen. Es cierto que los pilares fundamentales para crear una empresa, dotarla de puestos de trabajo y ponerla en funcionamiento son la confianza y el trabajo; en eso no se equivoca nuestro presidente, Herrera Campo, Juan Vicente,  pero debería dar ejemplo. Y decimos que debería dar ejemplo, porque según nos contaban algunos  profesores y cargos directivos de  centros educativos públicos, dependientes de la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León,  es ésta la primera en fomentar el paro y el cierre de empresas  en la comunidad. Y lo vamos a demostrar brevemente a continuación.

Nos decía ayer Juan José (nombre ficticio para evitar represalias), director de un instituto de enseñanza secundaria de Valladolid, a la vez que asentían quienes le rodeaban, que apenas faltan unos días lectivos para acabar el trimestre y resulta que la Junta no ha ingresado en la cuenta  bancaria de los centros educativos el importe del cuarenta por ciento de los gastos de funcionamiento correspondientes al ejercicio 2010. ¿Qué sucede? Pues sucede que muchos centros apenas tienen dinero para pagar las facturas de teléfono, gas, luz y otros gastos normales para el funcionamiento. Se da el caso de centros  educativos que apenas cuentan con un par de cientos de euros en la cuenta bancaria, mientras acumulan decenas de facturas sin pagar, por importe muy superior al dinero disponible.

Estamos, pues,  ante una gestión nefasta, una negligencia política, funcional y funcionarial  en toda regla y ante un desprecio a la ciudadanía. Eso sí, los coches oficiales y algunos restaurantes pucelanos se llenan casi todos los días de políticos de la Junta,  que no muestran ningún respeto ante la crisis y mucho menos ante los contribuyentes. Prueba de esa falta de respeto es lo sobredimensionadas que permanecen las plantillas en casi todas las consejerías y la existencia de alguna consejería que perfectamente podía ser integrada en otra; incluso, aunque desapareciera la actual de Justicia no se notaría, ya que carece de competencias y, además, la Junta no las quiere ni las puede asumir.

Pero sigamos con el tema económico. Si la Junta y los centros no pagan las facturas, las empresas (muchas de ellas pequeñas y con tres o cuatro trabajadores) no disponen de caudal económico para la inversión ni pueden pagar a sus proveedores. Si esos proveedores no disponen de dinero corriente acaban cerrando y mandando a sus trabajadores al paro. Pues aunque les cueste creerlo, desde la Junta de Castilla y León se fomenta  esa situación con su mala gestión, sus permanentes retrasos y diario desprecio al ciudadano y contribuyente. Lo que quiere decir que ese tipo de políticos se han ganado a pulso ser expulsados  del ‘machito’ cuanto antes, sobre todo  para que no hagan más daño a Castilla y León.

Esos son los representantes que vocean predicando obviedades, pero cargan sobre los hombros de la comunidad su propia incompetencia y su demostrada indignidad. Nos reímos muchas veces del presidente del Gobierno central, a quien en Castilla se le conoce como el «vendeburras  de León», pero resulta que a la vista de lo que suele predicar Herrera Campo, y de cómo lo incumple un día sí y otro también, no hay que alejarse mucho de Castilla para comprobar que más cerca aún tenemos otro «vendeburras»  de menos calado (dicho sea con respecto y educación), pero capaz de hacer más daño directo a León y a Castilla. Decía Voltaire que el trabajo aleja de nosotros tres grandes males: el aburrimiento, el vicio y la necesidad.

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