Se ha abierto la veda entre los políticos, lo que hace pensar que están hambrientos de elecciones y el tiempo de tranquilidad para la ciudadanía se les hace largo. Hasta Soraya Saenz de Santamaría se queja de que una diputada le ha llamado «Sorayita». Y como no podía ser de otra forma, doña ‘Sorayita’ lo ha comparado con las palabras del siempre admirado, Javier León de la Riva, pero que esta vez se ha ‘columpiado’ en sus afirmaciones sobre Pajín. No es comparable, pero cierto es también que Angelita SINDescargas ha despreciado a Pucela, a la Seminci y a los ciudadanos vallisoletanos; algo que no le pasaremos por alto, de ahí que sigamos pidiendo su dimisión, como lo hicimos el día que tomó posesión de su cargo de ministra de la ‘comprada subvención’.
Remedando a la diputada socialista por Teruel, pero cambiando el contenido, podemos decir aquello de: «Tiembra, Rubalcaba, que viene Sorayita». Si lo del apelativo de ‘Sorayita’ lo dice un diputado socialista o cualquier otro, pero referido a una mujer, se le echan a la yugular las aspirantes a ‘machorras’, barnizadas con tintes feministas. Ha llegado un momento que se confunden los conceptos y las intenciones; ahora entendemos que Arturo Pérez-Reverte se haya reído intensamente de tanto buitre aprovechado y de tanto internauta zapateril y aperejilado.
¿Y qué decir de don Javier León? Pues mire usted, amigo lector, en ese momento convenía meterse con él, aprovechando que el Pisuerga sigue pasando por Pucela. Era una forma de que se dejara de atacar, durante unos días, la crisis aguda a la que nos ha llevado el PSOE, la cobardía de Moratinos al despedirse, la preocupación y temor que siempre arrastra Rubalcaba, el ridículo del presidente cuando sale de España, la inutilidad de Zapatero o la demostrada incompetencia de Pajín o ‘pajitas’, como le llaman en su partido tanto sus fieles como sus infieles.
¿Y el silencio de Mariano Rajoy? Mariano no acostumbra a caer o comentar tonterías, como suele hacerlo Pepiño Blanco que entra a todos los trapos como las vacas viejas y aguerridas. El presidente del Partido Popular –aprovecho a decir que no es santo de mi devoción ni de mi agrado– «no ha comentado esas palabras como no ha comentado las de José Blanco, que se podrían comentar y mucho».
Llama la atención la prontitud de don Javier en disculparse, con lo que debería de haberse cerrado el caso, sin más; pero ya se sabe que ante la inminente pérdida del poder por parte del PSOE se agarran a un clavo ardiendo o a un mastil largo y grueso, por si acaso. Ejemplo de caballerosidad y saber estar lo dieron Imanol Arias y Antonio Banderas, abrazando a León de la Riva y dejando con el ‘culo al aire’ a Angelita SINDEscargas, señora de la subvención, la estupidez y la desmemoria.
Y mientras León de la Riva se ha disculpado, no parece que sea ese el comportamiento del PSOE; ahí tienen el recuerdo de los «tontos de los cojones que votan a la derecha» de Pedro Castro, alcalde de Getafe y presidente de la FEMP. Ahí tienen el desprecio de Pepiño Blanco a un poliomielítico o la paliza de Jesús Eguiguren (presidente del PSE) a su esposa. Y son solo tres ejemplos, pero suficientes como para demostrar que dentro del socialismo, que deja mucho que desear y tiene demasiado que callar, también cuecen habas y tiran ‘aceite hirviendo’. Una vez más, les ha pasado lo de siempre: esputan hacia arriba y se ponen perdidos de sus propios desechos.