El cavernícola sindicalismo obrero, atiborrado de privilegios desde 1978, ha hecho mella en los sindicatos de clase, hasta el punto que cada vez hay más ciudadanos desengañados de ellos, no solo por impresentables sino por ‘vagonetas’ y por la dejadez que representan. El Sindicalismo Vertical Unificado que representan los sindicatos de Toxo y Méndez son los indignos herederos del más descarado sindicalismo franquista del ‘abuelo Patxi’. Pero han ido más lejos: ellos solitos se han deslegitimado con la huelga general del 29-S. Ni con terrorismo urbano han conseguido sus objetivos.
En la jornada de huelga que siguieron sólo tres y el del bombo se ha demostrado que no tienen tirón y que están desfasados. Han vivido de la subvención y la ‘mamandurria’ del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Son simple y llanamente los sindicatos del Gobierno socialista o, como decía un insigne sindicalista de los años ochenta, son simples sindicatos funcionarizados que han recibido cerca de doscientos millones de euros a lo largo del año 2009.
Sabedores de su falta de apoyo social han convertido la huelga en «terrorismo callejero» con ataques de los piquetes (paquetes) a los trabajadores, amenazas a la ciudadanía, cortes de mangas a la policía y numerosos actos de vandalismo y desobediencia civil. Una vez más, el sindicalismo unificado ha ‘abofeteado’ a la ciudadanía y traicionado a los trabajadores. Razón tenía el Gobierno cuando decía que a España se la levanta de la crisis con el trabajo de todos y no haciendo innecesarias huelgas, algo que en el cutre sindicalismo obrero no se entiende ni comprende. Lo sorprendente es que la oposición callaba, acobardada y desinformada. ¡Pobre mariano, qué buen vasallo si tuviera buen señor!
Nunca entenderé por qué hay que pagar dinero a estos sindicatos de clase con clara tendencia a la vejación de los trabajadores responsables, pues entre ellos y los intereses de los trabajadores hay un claro desfase y un abismo de objetivos. Solo representan a la ignorancia que aún abanderan los más insensatos y descastados. Y la prueba está en que, mientras la sociedad española busca el ahorro y la consolidación de las políticas laborales, los sindicatos obreros dedican el dinero regalado al despilfarro, al disfrute propio, a la corrupción de los presuntos cursos de formación y a aprovecharse de las desgracias de los trabajadores con la aceptación de EREs y demás ‘pandemias laborales’ de alcance nacional.
Con la huelga general han vejado a trabajadores dependientes, autónomos, funcionarios y empresarios. Nadie se ha librado del ‘terrorismo’ sindical y de la mala fe de los ‘correveidíles’ de Toxo y Méndez. Los sindicatos obreros, herederos del sindicalismo obrero del franquismo y el peor socialismo, han acabado pagando los vicios de sus líderes, así como de su vulgar apoltronamiento y del más claro y evidente aburguesamiento, así como de la dejadez más descarada y de la podredumbre más desfasada.
Ahí tienen a Toxo en su coche oficial de ‘ministro de la nada’, viviendo como un mecenas en el crucero, mientras despreciaba la necesidad y el sufrimiento de millones de ciudadanos que ven peligrar su trabajo y de los cinco millones de parados que ha contribuido a crear con su apoyo al Gobierno del leonés, Rodríguez Zapatero, o simplemente “ZParo” como se le denomina en los medios más derechistas de la escena periodística. Ahí tienen a Méndez retozando en la alta restauración, en tanto que sus huestes lamen las heridas del Gobierno y aceptan ponerse ‘mirando a Cuenca’ con tal de seguir liberados y recibiendo docenas de millones para su ocio y holganza.
No es de recibo que el día de la huelga abofetearan a periodistas y cámaras, pegaran a policías, apechugaran a guardias de seguridad (trabajadores), insultaran a los trabajadores de empresas, incendiaran contenedores y acosaran a ciudadanos que solo pretendían trabajar. La conclusión es que ese tipo de sindicatos ni siquiera merece el pan que come de regalo. Decía Miguel Artola que “la libertad consiste en poder hacer todo lo que no daña a otro”. Pero, claro, hablar de libertades al Sindicalismo Vertical unificado es hacerle pensar en clave mayor, y eso…. Suele ser mucho pienso para un solo pavo.
Ni siquiera fomentando el terrorismo callejero consiguieron que triunfara la huelga. Su máximo desprecio lo alcanzaron al día siguiente, cuando Méndez (cuarto vicepresidente del Gobierno y consentidor de la destrucción de miles de puestos de trabajo) y De la Vega, por aquel entonces primera vicepresidenta del cadavérico Gobierno de Rodríguez Zapatero, se achucharon y echaron flores en radio. Eso dio pie a numerosas sospechas impresentables. Incluso, los más curtidos en miserias socialistas, llegamos a pensar que ambos actuaron como la vulgar ‘gata flora’.
La huelga pactada les había funcionado, a la vez que habían conseguido engañar a Comisiones Obreras con su estrategia; es, sin duda, la historia del socialismo a lo largo de su penosa Historia. El colmo del desvarío. El hartazgo de la genuflexión sindical. La pasión por la ubre tóxica de la subvención. Lo dicho, como la ‘gata flora’: “si la follan, grita, y si no lo hacen, llora”