Con la huelga general han vejado a trabajadores, autónomos, funcionarios,… Nadie se ha librado del ‘terrorismo’ sindical y de la mala fe de los correveidiles de Toxo y Méndez. Los sindicatos obreros, herederos del mejor sindicalismo obrero del franquismo y el peor socialismo, han acabado pagando los vicios de sus líderes y de su vulgar y atrofiado aburguesamiento.
Ahí tienen al Toxo en su coche oficial de ‘ministro de la nada’, viviendo como un mecenas en el crucero, mientras despreciaba la necesidad y el sufrimiento de millones de ciudadanos que ven peligrar su trabajo y de los cinco millones de parados que ha contribuido a crear con su apoyo al Gobierno. Ahí tienen a Méndez retozando en la alta restauración, en tanto que sus huestes lamen las heridas del Gobierno y aceptan ponerse ‘mirando a Cuenca’ con tal de seguir liberados y recibiendo docenas de millones para su ocio y holganza.