¡Hay que acabar con los parásitos (liberados) sindicales!

Nos parece muy acertado que Esperanza Aguirre ajuste el número de liberados sindicales a lo que marca la ley, ya que están sobredimensionados y su cometido es muy dudoso: no tienen control de ningún tipo, no trabajan por sus compañeros de empresa y además les paga la empresa. Nos toman el pelo los sindicatos obreros y, por si no era suficiente, se ríen de los propios trabajadores. Nos vienen a la mente un par de anécdotas para demostrar el descontrol que hay con los liberados sindicales, el abuso y los motivos para ser objeto de liberación. Es evidente que esa no es la tónica general, pues de lo contrario estaríamos ante casos de Juzgado de guardia.

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