El teatro de la mentira de Rodríguez Zapatero

Rodríguez Zapatero, en Rodiezmo, acompañado de violentos activistas puño amenazador en alto.

Rodríguez Zapatero, en Rodiezmo, acompañado de violentos activistas puño amenazador en alto.

De nuevo el presidente del Gobierno volvió a hacer gala de la mentira y de la ineficacia. Su paso por Rodiezmo ha resucitado los viejos fantasmas de violencia, odio y represión, ante el gesto antigualla y carca de la izquierda menos democrática y más degenerada.

Hubiera sido un simple gesto sin importancia, aunque cafre y nefasto; pero el hecho de ver a dos treintañeras puño en alto, como Pajín y Bibiana Aído,  hace pensar que vamos hacia atrás, sin rumbo y en caída libre, además de desconocer el origen represor, de odio y de violencia que significa el odiado gesto decimonónico. Lo del puño en alto del ‘jefe de los descamisados’ es otro tema, porque representa simple teatro dentro de un acto que ha generado desconfianza y temor entre los propios mineros que, gracias a Rodríguez Zapatero y a su nefasta política económica e industrial, no saben qué hacer con el excedente de carbón.

Don Alfonso ‘El de la pala’, como se le denominó cariñosamente entre sus fieles, por no saber utilizar el cubierto del pescado al inicio de los años ochenta, ayudó a Felipe González a ‘salir corriendo’ del marxismo, por lo que no se entiende su gesto, salvo que forme parte de la mentira y del desconcierto que representan las políticas ‘zapateriles‘.

Esa foto de un diario de tirada nacional con las treintañeras, Guerra y Fernández Villa con el puño levantado ha indignado a la ciudadanía, como lo hubiera hecho un clan fascista con el brazo el alto y mano tendida. ¿Qué digo? Se hubiera montado ‘la de Dios es Cristo’ en todos los medios manipulados por los resortes del Gobiernos y en la prensa amarilla que alienta el desconcierto, la ‘crucifixión‘ del empresariado, el desprestigio de la CEOE y el ‘santo rosario’ en honor de los ‘santurrones‘ sindicales.

El presidente del Gobierno mintió con casi todos los conceptos con los que ‘jugó’: el endeudamiento, los impuestos, las ayudas sociales, becas, la recuperación económica, el empleo, la inversión pública, el crecimiento, la protección social, la solidaridad, el pacto social,… Demostró una falsa fuerza de carácter que, dicho sea sin complejos y desde el convencimiento, no es más que una debilidad de sentimientos.

Si alguien pensó que Rodríguez resolvería el actual problema del carbón de las cuencas astur-leonesas, es evidente que estaba muy equivocado. Salió del paso sin comprometerse, haciendo uso de la mentira y del juego de palabras; es decir, siendo él mismo y su propia falsedad.

Tenían que haber visto ustedes las caras de algunos asistentes al acto de Rodiezmo, más propias del éxtasis que de lo que realmente fue: un ventilador de insultos y falsedades, además de creerse en posesión de la verdad como falso redentor de la crisis. De hecho, ésta no ha tocado fondo y el otoño ‘hablará’ de frente al Gobierno y destapará su permanente ineficacia.

Ni que decir tiene que la permanente  carcajada nuestra y el pleno despendole ideológico de Rodríguez, ante el desconcierto de los ‘actores’  en el estrado y los abusos de la mentira ante el convencido auditorio, también fue punto de atención para los grupos cercanos, entre incrédulos y desconcertados. Y si no le llamamos mentiroso a la cara al presidente del Gobierno fue porque nuestros amigos (ellos sí son socialistas de verdad), por prudencia y porque nos conocen sobradamente, nos impidieron acercarnos a él, entre bromas, gestos y sonrisas. Renunciar al abucheo hubiera sido superior a nuestras fuerzas, pero de eso no nos privamos ni siquiera ante la sorpresa del ‘jefe de los descamisados’.

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