Una vergüenza para la clase trabajadora

Sindicalista agarrado a la barra del autobús.

Sindicalista agarrado a la barra del autobús.

No es de recibo la marcha que han realizado en algunas provincias a la sede de los empresarios, con el fin de culparles de los ERES existentes, como si los empresarios fueran los culpables de algo. Una vez más se cree el ladrón que todos son de su condición. Gracias a los empresarios españoles, los sindicatos de clase pueden seguir poniendo el cazo, para vergüenza del Estado y de la clase trabajadora. No solo representan una vergüenza para el mundo laboral, sino que son unos auténticos parásitos y aprovechados  en sus respectivos trabajos.

¡Hay que acabar con esa gente que sigue recibiendo dinero del patrimonio sindical! ¿A qué patrimonio se refieren, si ya se lo han comido hace décadas? ¿Cuántas veces van a recibir dinero de lo que llaman patrimonio sindical?  ¿Ante qué mayúscula vergüenza nos encontramos? ¡Ya está bien de mentiras! Actúan como el Gobierno de Rodríguez y cada vez se parecen más a él.

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