El Partido Socialista lleva muy mal que le recuerden su ruptura del Pacto Antiterrorista. Después de tres largos años ‘carteándose’ con la ‘serpiente’ y todo su entorno, no puede creer el partido socialista que es fácil olvidar tanto daño a la convivencia ciudadana, ruptura incluida. Y si lo cree, se equivoca. El atentado a Isaías sirve para recordar que la sociedad ETA y PSOE ha funcionado mal.
Si es capaz de creer en los absurdos y en la categorización de lo que para muchos es simple estupidez, también debería estar convencido de que no faltarán ciudadanos que le recuerden permanentemente sus atrocidades con la banda. Al menos desde Unidad Regionalista de Castilla y León se lo vamos a recordar en el Senado y en el Congreso hasta que reconozca su error, más propio de un enfermo y de un resentido que de una persona cuerda.
Ahí está el atentado a Isaías Carrasco. ETA estaba medio muerta, y casi desactivada en el año 2004, pero Zapatero puso los medios para que resucitara. ¿Quién cargó la pistola? Patxi López por tontear con ETA y empeñarse en negociar con la banda asesina; Zapatero por resucitar la ‘serpiente’; Eguiguren por dedicarse a lo que no sabe hacer; Rubalcaba por no frenar a tiempo a tanto ignorante como hay a su alrededor…
La política antiterrorista no es un tema puntual para el recuerdo o para el simple debate parlamentario. Tampoco debe ser mero instrumento de ataque dialéctico, sino que es el conjunto de acciones a llevar a cabo para acabar con la banda asesina, ETA, en nuestro caso.
El presidente Rodríguez le ha marcado las pautas ETA en cada momento. El Partido Popular no ha sabido plantear la política antiterrorista con rigurosidad; es más, en este momento, con los mimbres que tiene el partido de la derecha es difícil, muy difícil hacer un cesto. Ni Rajoy sirve ya a los objetivos de las bases ‘populares’, ni los ‘mariachis’ de Rajoy inspiran confianza a la ciudadanía. Seguimos sin entender cómo Mariano Rajoy no ha ‘descabalgado’ a tiempo.
Por mucho que ahora se empeñe el presidente Rodríguez en querernos hacer ver que sí se trabaja contra el terrorismo, a muchos ya no nos engaña. Su política de fachada es mediocre y resultante del miedo a perder las elecciones. Ha pasado de alabar a los “hombres de paz” como Ignacio de Juana Chaos y Otegi, a enchiquerarlos.
Todavía no conocemos cuál es la política antiterrorista del Gobierno Rodríguez, salvo las sospechas que nos infunden las políticas cercanas a localizaciones ‘bananeras’. No creo que sea muy ético ayudar a aquellos países que permiten la formación de etarras en su territorio, para después actuar en territorio español. Una prueba de esa aberración son las fotos del dirigente de las FARC, Reyes, con miembros de ETA. ¿Qué parte de culpa tiene Chávez en la vulgaridad de esa historia?
Queremos saber cuál va a ser la política antiterrorista de Rodríguez en los próximos años. Es complicado creer al presidente después de tanto engaño burdo, ignorancia en las actuaciones, estupidez en las pretensiones y torpeza caprichosa. Por eso lo mejor que puede hacer es despejar el camino. Total, para ‘acangrejar’ a España, como ha hecho Zetapé, nos puede servir cualquier Pajín, Chacón, Caldera o ‘Maleni’ que pase por el barrio en ese momento.