Ignacio Moratinos y Jesús Salamanca, candidatos al Congreso y al Senado respectivamente.
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El presidente del Gobierno suele actuar siempre igual: llega, promete y se marcha. Pero lo más grave es que no suele recordar lo que promete. Y eso cabrea al personal. Si la mentira es uno de sus defectos, la amnesia es su pecado. Tan detestable una como la otra. Esa misma actitud ha vuelto a sacarla a relucir en su visita a Fasa-Renault. ¿Y qué ha pasado? Pues que ha vuelto a ganarse el desprecio de los asistentes. Miente y miente y miente….Sí, igual que el anuncio de Duracell: dura y dura y dura.
Y es que las promesas del presidente en León son para escandalizar a cualquiera; tanto por el número de las mismas, como por su incumplimiento. De ahí que los leoneses en general, y el PP en particular, le pidan que agilice las promesas electorales que hizo, antes de comprometer otras nuevas. Nuestro presidente Rodríguez se ha convertido en un personaje que inspira desconfianza, risa y desprecio. Sus reiteradas mentiras son su aval. Ya no hay duda: se coge antes al mentiroso que al cojo. Nadie pone en duda a estas alturas que las mentiras ‘zapateriles’ carecen de recorrido, por cojas y por mentiras.
Rodríguez prometió a Ponferrada el proyecto de Ciudad de la Energía, a la vez que comprometió una inversión de trescientos doce millones de euros, además de ocho mil quinientos empleos. Aquí llegamos,…Ponferrada y Castilla-León siguen esperando.
El inquilino de La Moncloa prometió la llegada de la Alta Velocidad Ferroviaria a León en 2008. A día de hoy eso es imposible desde todos los puntos de vista. Tampoco han comenzado los trabajos de la autovía León-Valladolid, ni el Palacio de Congresos de León, ni los paradores prometidos y comprometidos,… Todo ello es una prueba de cómo Rodríguez se cubre de desconfianza, desprecio y mentiras.
