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Sea sensato, don José. Déjese de insultar y de crispar el cotarro. El horno no está para bollos. Y en cualquier esquina venden ‘yoyas’. Algunas veces las recibe el menos pensado y otras llevan destinatario. ¿No cree que ya ha hecho suficiente ridículo a lo largo de la legislatura? Empezó con su desaparición ante el intenso fuego en Galicia y acabará… ¡sabe Dios cómo!
A saber dónde estará usted la tercera semana de febrero. Si sigue con sus estupideces, habrá llegado muy lejos. Estoy seguro que Claude Chabrol se inspiró en usted y en sus sandeces, cuando dijo que “la tontería es infinitamente más fascinante que la inteligencia. La inteligencia tiene sus límites, la tontería no”.
Es repugnante. Una persona detestable.