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Mariano Rajoy se equivoca. Sí es cierto que ha subido en votos, en porcentaje y en diputados; pero la derrota ha sido clara y sonada. Esta vez la derecha no puede poner en duda la victoria de Rodríguez. No había más que ver la cara de Viri; era todo un poema de tristeza y angustia. A Mariano se le ha acabado el recorrido.
El Comité Ejecutivo Nacional de PP podrá aplaudir cuanto quiera. Podrá anunciar que prorroga la confianza en Mariano Rajoy. Podrá decir que es el mejor candidato si lo desea. Los componentes de ese Comité ven por ojos del egoísmo y el propio interés; no obstante, los afiliados y simpatizantes están “que se suben por las paredes”. Mariano debería volver la vista atrás y recordar lo que hicieron José Borrell (¡Cuidado con él!) y Almunia. Su honradez la pusieron al servicio de sus afiliados y de sus seguidores. Y, lo que es más importante, al servicio de España, lo cuál honra a ambos. Decir que el PSOE ha dado una lección de honradez al PP debería ser muy duro para ellos. Han tenido que pasar apenas doce años para comprobar que el PSOE sabe ser honrado, de vez en cuando, aun cuando en Europa arrastra la fama de corrupto, injusto social y ladrón ocasional.
No tengo ninguna duda respecto a que Mariano Rajoy fue un gran vicepresidente, un extraordinario ministro de Administraciones Públicas y un buen ministro de educación. Y también estoy convencido que hubiera sido un digno presidente del Gobierno, como gran gestor que es. Pero como jefe de la oposición ha sido un desastre, y no por él mismo, sino por el equipo que le ha acompañado y desprotegido durante estos últimos cuatro años.
Prueba de ello es que se ha escudado y apoyado en los líderes del PP valenciano, sabedor de que sus más cercanos, Angelito Acebes y Eduardo Zaplana, eran simplemente dos tomates de escaparate. Acebes ha logrado el ‘milagro’ de que el PP pierda votos cada vez que habla él. Posiblemente, como dicen muchos de sus correligionarios de Ávila, Mariano debió prescindir de Angelito tras los sucesos del 11-M.
En estos momentos se impone un congreso extraordinario en el PP, con toda la urgencia que sea posible. No se puede esperar hasta junio. El electorado ha dado un importante apoyo al partido que preside Rajoy, pero está roto por dentro y viciado en sus dirigentes. No hay más que mirar a muchas de las provincias. El PP precisa un líder, tras la correspondiente travesía del desierto; pero también precisa el cambio de muchos de sus dirigentes en provincias.
El PP no puede tardar en hacer la refundación; pero prescindiendo de los barones autonómicos, ya que muchos de ellos se dedican a las inauguraciones y a los canapés. Ha llegado un momento en que el PP no puede seguir arando con los bueyes que tiene. Ha agotado el camino. Ha condenado a once millones de españoles a la desesperanza, a la desilusión y a la frustración.
Nadie puede poner en duda la honradez y la integridad de Mariano Rajoy. Estoy convencido de que no tiene más recorrido y sería un grave traspié que se presentara a la reelección en el congreso que se celebre. No puede condenar la ilusión de tantos millones de españoles. Le han asesorado mal y no le informan del excesivo conservadurismo y cerrazón que existe en el PP en provincias.
Mariano ha vivido engañado estos cuatro años. Ha permanecido rodeado de aduladores que, tras perder las elecciones, le ponen como chupa de dómine. Él no lo ve; pero alguien debe quererle bien y decírselo. Si no se marcha ahora, corre el riesgo de agotar a su partido y, en ese caso, cuando decida salir, puede verse obligado a cerrar la puerta y apagar la luz.
Las reuniones que se están celebrando en provincias, a espaldas de varios presidentes provinciales, y en muchos casos contra esos presidentes y contra la dirección nacional, solo persiguen la organización de la afiliación para abrir la puerta de par en par a Mariano, para que se vaya cuanto antes. Ha perdido dos veces seguidas contra un incauto, como es Rodríguez.
Para no seguir haciendo el ridículo, lo mejor es marcharse, Mariano. Éste es el momento, sobre todo una vez que se ha sabido que cientos de afiliados le han dirigido escritos de agradecimiento, pero diciéndole que no puede permanecer más tiempo al frante del PP. Ya no hay duda: el fuego ha empezado en provincias y acabará quemando Génova. Me apuesto un completo.