Está asustado, muy asustado. Tiene miedo a quedarse a la intemperie y a que salgan a la luz las miles de injusticias que el PNV ha cometido durante todos estos años, desde el apoyo económico a las diferentes familias de ETA, y a los familiares de presos etarras, hasta el permanente tráfico de influencias en los cargos públicos y en la libre designación. El PNV ha campado a sus anchas y se ha reído a la cara de la ciudadanía vasca. Nos estamos refiriendo al presidente de la ejecutiva del PNV que no para de hablar, porque sabe la que se le viene encima: Iñigo Urkullu.
Hace apenas unos días intentábamos hacerle ver una realidad que un importante sector del País Vasco tiene dificultades en entender. Él no se da por vencido y sigue pensando que es un «golpe institucional» el apoyo del PP al PSE, liderado por el socialista López. Nos decían hace unos días, desde el propio ámbito ‘abertzale’, que hay que estar muy ciego para actuar como lo hace Urkullu. A lo que nosotros respondíamos que es fácil comprobarlo.