Hoy los sindicatos solo merecen desprecio y abucheos por parte de los trabajadores y de la ciudadanía, como se escucha a diario a los trabajadores. Se han convertido los sindicatos de clase en “auténticos sinvergüenzas, maleantes sin control, hipócritas burocratizados y burócratas hipotecados, además de vividores de la noche sin control”.
Solo un Gobierno de mediocres puede elogiar a tanto desalmado del mundo sindical. Ni siquiera los sindicatos verticales del franquismo alcanzaron el grado de fraude, engaño y miseria que representan “los COCOS y los OGETES”, al decir de los trabajadores más sensatos y menos adocenados.