Archivo diario: 6 diciembre, 2009

Sindicatos: fraude, engaño e hipocresía.

Hoy los sindicatos solo merecen desprecio y abucheos por parte de los trabajadores y de la ciudadanía, como se escucha a diario a los trabajadores. Se han convertido los sindicatos de clase en “auténticos sinvergüenzas, maleantes sin control, hipócritas burocratizados y burócratas hipotecados, además de vividores de la noche sin control”.

Solo un Gobierno de mediocres puede elogiar a tanto desalmado del mundo sindical. Ni siquiera los sindicatos verticales del franquismo alcanzaron el grado de fraude, engaño y miseria que representan “los COCOS y los OGETES”, al decir de los trabajadores más sensatos y menos adocenados.

Gobierno y sindicatos contra el empleo y la empresa.

Cándido Méndez, caudillo obrero contra el empleo y la empresa.

Si el socialismo no ha hecho otra cosa a lo largo de su historia que generar miseria, en palabras de De Diego, un obrero que se acerque al sindicalismo obrero está jugando a la ruleta rusa con sus medios, su familia y su dignidad.

Afirma también, Enrique de Diego, líder de la Plataforma de Clases Medias que “El socialismo lastra cualquier economía y lleva al desastre a cualquier sociedad, empezando por los más desfavorecidos y por los que más trabajan” Tal afirmación es perfectamente cierta y claramente extendible a los sindicatos de clase, auténticos ‘mamones’ del sistema, ‘pesebreros’ de los presupuestos generales del Estado, parásitos de la ciudadanía y correveidiles del poder.

Ahora nos encontramos con que RENFE traiciona a la ciudadanía cediendo trenes para manifestarse contra el empleo y contra quienes lo crean. El Partido Socialista apoya tal patraña, UGT y CC.OO. lo bendicen y los afiliados aborregados lo aceptan, además de la dieta y la gratuidad del viaje. Solo falta que apliquen las ventajas del Estajanovismo ruso para quienes acudan, entonces estaremos ante el terror de la antigua Rusia comunista y en pleno y caduco movimiento obrero socialista.

Los bandazos de la educación

España no dedica a la educación lo que debería dedicar. No solo no lo hace, sino que lo incumple sistemáticamente. Si siempre se ha hablado del 6% del PIB como la cantidad que se debe dedicar a la educación, actualmente la media de los países de la OCDE está en el 5,5%. El porcentaje dedicado por España está bastante alejado de esa media.

Hay algo que es evidente: no por dedicar más medios la educación es mejor. Sí existe la posibilidad de organizarla y planificarla mejor, pero los medios y los recursos no lo son todo, como se ha demostrado suficientemente. Cuando los recursos permiten una correcta y adecuada planificación se puede apostar decididamente por la calidad de la educación. Léase con detenimiento; no hablo de enseñanza o de instrucción, hablo de la educación en sentido amplio. Y esa calidad puede llevarse a cabo siempre que en los niveles básicos se afronten con rigor los retos que se plantea la sociedad.

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