Rajoy sacó por primera vez su elegancia gallega, pero sin confundir desde lo alto de la escalera. La primera vez que el líder de la oposición ha dado un mamporro dialéctico e inteligente a un miembro del Gobierno, los ‘jiliprogres’, ‘progretas’ o viciados veladores de la ‘salsa progre’ se le han echado a la yugular.
Tales representantes de la progresía no saben que es solo el principio y que la próxima vez puede acabar la ministra Salgado contra las tablas del parlamentarismo democrático. ¿Machismo? No, lágrimas de torpeza, susto mal controlado, lágrimas de cocodrilo, odio torticero y equivocada fidelidad.
¿O prefiere predicar contra el robo para evitar competencia?
Es lo de siempre, la progresía cuando hace el ridículo pro su incompetencia, en seguida sale el machismo, la homofobia o el racismo.
Saludos