Rácanos con tilde egoísta.

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Juan Vicente Herrera, presidente de Castilla y León.

Se comentaba, durante el fin de semana, que Juan Vicente Herrera, presidente de la Junta de Castilla y León, había fijado  el domingo, día 25 de octubre, como plazo máximo para que dimitieran el actual presidente de las Cortes de Castilla y León y el todavía director general de Deportes de la comunidad; pero se ha quedado con las ganas. Los citados cargos aparecen en los informes policiales del cansino caso Gürtel, que tanto daño está haciendo al Partido Popular en sus diferentes estratos.

En los mentideros de la capital de Castilla y León, y en el entorno de Herrera Campo, se incide con sorpresa en que el presidente prefiere pasar la vergüenza de ver encausados en el Gürtel a sus amigos, antes que agarrarse a la ética y a la elegancia política, como ha hecho Esperanza Aguirre, y pedirles que pongan su cargo a disposición de la Junta de Castilla y León, hasta que se clarifiquen las cada vez más fundadas sospechas. ¿O es que prefiere ser cómplice por omisión de responsabilidades y manifiesta amistad?

La falta de reacción por parte de Herrera es una prueba más de que en Castilla y León no hay oposición, ya que no sabe ‘jugar las cartas’ que tiene en la mano, ni utilizar las informaciones e investigaciones que les hace llegar la ciudadanía. Ni siquiera el presidente, Juan Vicente, tiene la autoridad que algunos le suponían; excepto para presionar y atornillar al funcionario trabajador y desprotegido políticamente, utilizando como ‘látigo’ al director general de turno.

También es una prueba de que se ríen de la ciudadanía. Nos recuerdan a esos raros personajes que pululan por la política nacional, dedicados a desvirtuar la ética y a tergiversar la democracia, así como a malinterpretar situaciones, barriendo para casa propia y aventando suciedad a la del vecino.

Por lo que comprobamos, lo mismo nos desprecian — como ciudadanos y demócratas — los políticos de arriba que los que tenemos más cercanos. Tristemente parecen estar cortados por patrones semejantes. El hecho de no presentar la dimisión los citados en los informes policiales del Gürtel, nos da que pensar cada día más. Nos hacen la peineta y se agarran al sillón, al  sueldo, a la secretaria y al coche oficial. ¡Simples rácanos con tilde de informales y egoístas!

Muchos de los que creíamos en el presidente Herrera, no entendemos esta vergonzosa situación al comprobar que algunos de sus fieles están en la picota de la presunta corrupción y de la presunta e indecente apropiación indebida. Los ciudadanos sí estamos pasando vergüenza, y mucha, al comprobar que en algunos casos tenemos falsos representantes, mediocres políticos  e informales ciudadanos en las instituciones de Castilla y León.

Por lo visto, a nuestros políticos regionales lo que no les mata, les hace más fuertes. Y ahí, precisamente, está su perdición. Decía Lamartine que “no hay peores tiranos que los esclavos, ni hombres más soberbios que los salidos de la nada”. Pero, ya saben, sí hay peor sordo que el que no quiere oír y es aquel al que por un oído le entra y por otro le sale.

En fin. ¿Qué es lo que mueve el mundo de la mediocridad política? Pues eso: el sueldo desorbitado de la mayoría de los políticos — aunque sean políticos regionales de segunda división — la pancista poltrona, la secretaria, el coche oficial y la tarjeta de crédito con cargo al ciudadano. ¡Como para dejar el cargo! ¡No les sacan de su ‘guarida’ ni con agua hirviendo!

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