Por Jesús Salamanca Alonso / Mientras cientos de familias mueren de hambre por el maltrato del Gobierno de Cantabria a la hostelería, el señor Revilla se salta las normas impuestas por él mismo, comiendo y fumando en un espacio cerrado. ¡Qué vergüenza, señor Revilla! ¡Qué falta de valores! ¿Qué ética tan estúpida predica usted que ni siquiera tiene agallas para asumirla y cumplirla? Se pasa por el forro las restricciones que ha impuesto a los cántabros. No se puede ser más indecente y sinvergüenza. Hoy, sábado, día 8 de mayo, ya es una campaña nacional lo de #RevillaDimision
Se considera terraza a «todo espacio no cubierto o todo espacio que, estando cubierto, esté rodeado lateralmente por un máximo de dos paredes, muros o paramentos». En el caso del señor Revilla había paredes por los cuatro lados, era un recinto cerrado con candado y había premeditación, alevosía, traición a la hostelería, felonía a la ciudadanía y dejadez de funciones. Desde el punto de vista político, bien podemos decir “¡Españoles, Revilla ha muerto por felón!”. Sigue leyendo