La maquinaria y la banda social-comunista harán uso de sus cloacas, cuanto sea preciso, para que el Tribunal Supremo se acobarde y no impute al señorito Iglesias.
Por Jesús Salamanca Alonso / Fui testigo de aquella insistencia del “marqués” de Galapagar sobre que “en política no se pide perdón, en política se dimite”. De igual forma, en una entrevista rácana y previamente pactada insistió en que, si llegaba al Gobierno de la nación “eliminaría el aforamiento porque en una democracia va contra la igualdad”. No mucho antes, y de forma vehemente, dijo que llegado al Gobierno “no volverá a haber reuniones en salas reservadas de restaurantes y cafeterías: la transparencia debe ser absoluta y sin resquicios”. Como por la boca muere el pez, ahí tienen a Iglesias Turrión muriendo políticamente. Ya no hay vuelta de hoja y el Tribunal Supremo acabará por acusarle de una triple imputación penal. Como ven, nunca cumple esta gentecilla acomplejada.
Si fuera honesto, la imputación debería suponer la caída política de Iglesias, sin más. Tantas veces ha repetido eso de dejar la política en cuanto a uno le imputen que ya nadie le hace caso y, además, se ha convertido en el hazmerreír del país. Su cinismo es de categoría y no le va a la zaga el plagiador mayor del reino de España, Pedro Sánchez. Dado que el compromiso de esta pareja con el pueblo es simplemente de desprecio, ya verán cómo el inquilino de Moncloa despliega toda su mala fe para evitar cesarlo. La dimisión es sólo para la derecha; la izquierda ‘culebrera’ cree estar por encima del bien y del mal. De todas formas la crisis de Gobierno ya es un hecho: en la próxima Cumbre europea tendrá que dar explicaciones el ‘okupa’ de Moncloa. Tan sólo es el sainete. Sigue leyendo