Al decir de los periodistas catalanes es incorregible, dados sus insultos y chulería. «No somos héroes ni fascistas, solo transportistas», gritaban los manifestantes.
Por Jesús Salamanca Alonso / Si por algo se ha caracterizado Raquel Sánchez Jiménez, ministra de Transportes, Agenda Urbana y Movilidad, ha sido por su incoherencia irresolutiva como alcaldesa de Gavá, su facilidad para insultar al oponente y su simplicidad para llamar «fascista» a quienes no se pliegan a sus deseos. Tal torpeza le ha acarreado problemas en el PSC y se los acarrea ahora como ministra, muy incompetente, visto lo visto, pero ministra.
Sorprende que el sensato, Salvador Illa, sea su principal aval, un hombre nada dado a las estridencias, aunque, por motivos de su anterior cargo, esté en las puertas de la Fiscalía Anticorrupción y porque se perdió dinero de encargos pagados y que nunca se recibieron. Tremendo error del presidente al fijarse en ella para sustituir a José Luis Ábalos al frente de un ministerio clave o, si se prefiere, de los considerados «de Estado». Sigue leyendo