Casado, el chapero de la izquierda

«Le amaneció VOX por la derecha y preso de rabia y moquillo, virus mortales de los perros, se volvió con furia de chapero despechado, contra los aliados naturales de los votantes del PP”

Por Eduardo García Serrano / EL CORREO DE ESPAÑA / Pablo Casado ha firmado con la traición su breve y cómica carrera política. Empezó apuntando maneras de cobarde en su almidonada estampa de donnadie ambicioso. Dotado para el halago y la zalamería al jefe, mostró siempre buen olfato y maña de trilero para la cucaña del poder. Agusto se acomodó de mascota de Aznar. Cuando Josemari se disolvió en sus negocios y renegó de su delfín para convertirse en un un ninot de Cánovas del Castillo con melenita de pijo setentero, Pablo Casado se metió entre las perneras de los pantalones de Rajoy para regalarle al gallego las mismas cucamonas y los mismos ronroneos con los que aduló a Aznar. No le fue mal con el gallego de alma poliédrica, de él aprendió la alquimia de la mentira, la artesanía de la impostura y la sastrería de la traición.

La licenciatura y el master universitarios que su pereza intelectual aliñada con su ambición política le impidieron obtener clavando codos, los sudó a modo en el Patio de Monipodio de Rajoy. No se pringó en gürteles ni en púnicas, pero no por decencia, ni por decoro ni por conciencia, sino porque en aquellas calendas Pablo Casado era todavía demasiado irrelevante como para que los forajidos del PP le ofreciesen el tocino del botín; solo era uno más de los perritos palaciegos que daban saltitos en el umbral del despacho de Rajoy; esas mascotas pequeñas y livianas que se apartan con un indolente golpe de tobillo. Sigue leyendo

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