Esa fotografía no se ha librado de fuertes críticas de la gente de bien y de los familiares de las víctimas del terrorismo etarra.
Por Jesús Salamanca Alonso / No me cuadran la opinión de la actual ministra de Defensa con la fotografía que publicaron los medios de comunicación hace unos días. Una instantánea que ha hecho revolverse en sus sepulcros a cientos de personas que fueron servidores de los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado, además de a decenas de políticos que recibieron el tiro en la nuca, el violento secuestro y posterior ejecución o el atentado con bomba lapa.
La señora ministra, Margarita Robles Fernández, manifestó en una reciente entrevista que aún recordaba las imágenes fúnebres de los policías y guardias civiles asesinados por ETA, así como que tuvo que asistir a muchos entierros en su condición de secretaria de Estado de Interior, allá por los años 1994 a 1996. Precisamente por eso se le quedó “grabada a fuego” la canción cristiana “la muerte no es el final”, de Cesáreo Gabaráin Azurmendi, si la memoria no me falla. Y lo dijo con un presunto sentimiento de dolor y pesar aunque –vistas y conocidas las reacciones de algunos de sus compañeros de Gobierno actual– simplemente fueran lágrimas de cocodrilo.
Respecto a la fotografía a la que aludo arriba, no se ha librado de fuertes críticas de la gente de bien y de los familiares de las víctimas del terrorismo etarra; esa instantánea plasma la conocida como “foto de la vergüenza”, donde aparecen cuatro personas: Idoia Mendia, del PSOE, Arnaldo Otegi, del grupo bilduetarra, Ortuzar (PNV) y Lander Martínez (Podemos Euskadi). Tal fotografía no es más que la representación de cómo se pretende blanquear el pasado asesino y teñido de terror de la banda vasco-etarra. Era previsible que militantes socialistas no podrían soportar semejante daño o atentado a la dignidad de sus familiares más cercanos: de ahí que el hijo de Múgica haya pedido la baja del PSOE tras la imagen de Mendia con Otegi, en actitud amigable donde solo faltó el abrazo postrero y brindando por no se sabe qué. ¿Recuerdan aquello de “el muerto al hoyo y el vivo al bollo? Eso mismo.
Es así como el PSOE parece desear una Feliz Navidad y un próspero año 2019. Para el partido que más veces ha traicionado y fallado a España parece que esa es “buena compañía”. Maldita la gracia que habrá hecho a todos los militantes y a los familiares de los militantes asesinados por la banda terrorista ETA. No hay más que ver la reacción del hijo de Múgica, el desprecio de García Page y las opiniones de miles de tuiteros en las redes sociales. Es evidente que el PSOE empieza a recorrer un camino muy distinto al que ha elegido gran parte de sus militantes. Y por otra parte, imagínense qué habrán dicho los familiares de guardias civiles, policías, políticos de distinto signo… ¿O tal vez el PSOE ha querido brindar por los muertos de sus filas? La Historia hablará y lo hará con claridad. Es cierto que algunos socialistas muertos estorbaban al PSOE porque pretendían poner sensatez. De ello puedo dar fe y así lo hago.
Precisamente con claridad ha hablado al respecto el actual presidente del Gobierno socialista, apoyado por Pablo “casoplón”. Pedro Sánchez, alias “cum fraude”, en la actitud más miserable que se le recuerda tras la moción de censura a Mariano Rajoy, dice que “es normal porque estamos en Navidad”, cuando lo acertado hubiera sido abrir un expediente a Mendia o mandarla a tomar por donde yo sé y ustedes se imaginan.
PSOE y ETA, un binomio colaboracionista desde los papeles de Sokoa hasta el caso del Bar Faisán. Esa paz que parece mostrar Bildu –cabeza visible de ETA—no es más que la guerra sin declarar. Ni ha desaparecido ETA ni han entregado tres cuartas partes del arsenal. ¿Lo dudan? Echen un vistazo a los comercios vascos y verán el miedo que persiste en ellos, de ahí que sigan echando el aguinaldo a la hucha de Etxerat. ¡Y pobre del que no eche! ¿Es eso libertad, represión o amenaza? ¿Acaso piensan que ETA no precisa de dinero para sus operaciones, presos, mantenimiento de zulos, sueldos…?
Volviendo a José María Múgica, éste ya se mostró crítico en su momento con Rodríguez Zapatero, el colaborador del sucesor del “gorila rojo”. Esa actitud ha vuelto a mostrarla con Pedro “cum fraude” y en una carta que publicó el diario El Mundo expresaba su deseo de que “el socialismo democrático no persista en la búsqueda de alianzas imposibles con Podemos o nacionalistas catalanes; porque esas alianzas acabarían infectando el alma misma del PSOE”. Incluso iba más lejos, dando una visión clara de quien hace tiempo ve las cosas con otro enfoque más real y pegado al suelo: “La búsqueda del Gobierno a cualquier precio se paga muy caro, al coste del desgobierno y la desintegración cívica. Y al cabo, es mejor perder las elecciones que perder el alma”.
Hace tiempo decía Balzac que “el socialismo es un eterno parricida; mató a su madre, la república, y a su hermana, la libertad”. Y como el tiempo es el promotor del olvido, ahí tienen al PSOE juntándose con el mercader del PNV, el promotor y encubridor de asesinatos de ETA y el desnortado incendiario que representa a PODEMOS en ‘Vascongadas’. Todos ellos brindan, digo yo, por la Navidad, la amistad y los asesinados en otros tiempos. Empiezo a pensar que desde el socialismo a la española también se alentaron asesinatos, incluso de sus propios compañeros, tal vez porque estorbaban o pretendían poner la guinda de la razón y de la concordia.
Finalmente, recuerden que aún está pendiente de investigar la relación de Rodríguez Zapatero con ETA, siendo aún Aznar presidente del Gobierno, además de la del PSOE con su acceso al poder tras la explosión de los trenes del 11-M y el rápido ocultamiento de pruebas para interferir en la investigación posterior. Quien mejor lo explica todo esto es el ínclito polifacético, Ignacio Fernández Candela, en su libro “La afilada navaja de Ockham II”, donde plasma cómo usar el sentido común ante la evidencia criminal.