Falso colorido de la Izquierda Plural

Grupo de Izquierda Plural en el Congreso d elos Diputados durante la celebración del estado de la Nación, 2014.

Grupo de Izquierda Plural en el Congreso de los Diputados durante la celebración del estado de la Nación, 2014.

Por Jesús Salamanca Alonso / Cada año es más aburrido el debate sobre el estado de la Nación. Casi siempre las mismas cosas, mismas ideas –muchas veces obsoletas e hirientes para la ciudadanía—los mismos planteamientos, el mismo objetivo y el afán por mantener un bipartidismo que hace tiempo ha empezado a ser molesto y desagradable. En una palabra: el acto no tiene color.

Claro que, hablando de color, hay que mirar al reducto que ocupan los diputados de la Izquierda Plural. Eso de acudir con camisetas que representan a los diferentes colectivos descontentos está bien en carnavales, pero con ello demuestran la falta de seriedad que arrastra esta formación. Entre los colores no estaban todas las ‘mareas’ que han salido a la calle; por eso, cuando no se puede representar a quien más sufre es mejor esperar a otra ocasión.

Lo más curioso de todo el espectáculo de esa Izquierda Plural es ella misma, ajena a los problemas reales del país, sin planteamientos adaptados a las necesidades y con un tufo de falsa reivindicación; es decir, dejan entrever que no se puede confiar en el primero que pase por la puerta de casa. Eso no quiere decir que la ciudadanía muestre mucha más confianza en el bipartidismo, en la democracia partidista o en el “vótame y cállate durante tres años”, como dice regodeándose entre los amigos un procurador socialista de las actuales Cortes de Castilla y León.

Los miembros del grupo parlamentario de IP han pretendido simular con camisetas multicolor las diferentes movilizaciones contra los ‘decretazos’ de Mariano Rajoy y su gente, pero en ningún momento han expuesto alternativas serias y rigurosas. Lo más serio que han mostrado ha sido el afán de querer lograr en la calle lo que las urnas difícilmente podrán. Eso de pedir la dimisión de Rajoy  ya es connatural a la Izquierda Plural. Y al parecer es su mejor aportación. No me sorprendió, por tanto, el exabrupto que escuché ayer en una cafetería cuando las imágenes de televisión mostraron el reducto de Izquierda Plural que, dicho sea de paso, es singular: “¡Joder, qué tropa! ¿Otra vez los payasos salen a la calle? Y luego dicen que los niños no van al circo”.

Actualmente las redes sociales son el reflejo de las preocupaciones y aspiraciones de la gente. En esas redes, la IP ha recibido ‘palos’ hasta en las falseadas banderas de su república. Se han olvidado de reivindicar los asesinatos y la represión que viven los venezolanos, las atrocidades cubanas, la estupidez de los mediadores internacionales a favor del terrorismo de ETA,…

Demasiado fáciles los colorines como para que sus compañeros de hemiciclo acabaran ‘bautizando’ al grupo como ‘Los Parchís’, por aquello de las fichas de colores, al decir de un conocido medio digital. Si Izquierda Plural ha perdido la vergüenza, no debe extrañarse de que la ciudadanía pierda el respeto hacia ellos.

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