Los nervios electorales del PP

Dirigentes populares, hartos del silencio y de la ineficacia de Mariano Rajoy.

Dirigentes populares, hartos del silencio y de la ineficacia de Mariano Rajoy.

Por Xavier Carrió / En la sede del Partido Popular han entrado los nervios. El silencio de Rajoy ante la proximidad de las elecciones europeas sin haber sido nombrada la candidatura, la posibilidad de que en Navarra pueda entrar Bildu a gobernar junto a los socialistas, más el fiasco que se ha llevado Dolores de Cospedal al ser desautorizada su opción por José Luis Sanz y la decisión de Rajoy de elegir como candidato Juan Manuel Moreno ha llevado a los miembros más destacados a una paralización conscientes de que una palabra los puede descabalgar de las listas para próximas elecciones. Lo que no tiene sentido es haber esperado todo estos meses para este nombramiento que la va a dar una gran ventaja a Susana Diaz para decidirse a convocar unas elecciones anticipadas.
El momento es sumamente delicado ya que el partido debe abordar asuntos trascendentales como elaboración de listas electorales, acomodamientos de dirigentes regionales y celebración de congresos autonómicos, como el del País Vasco, otra pieza incendiaria.
Dolores Cospedal nunca se ha sentido tan sola. Un silencio absoluto ha invadido su entorno tras el ‘dedazo’ impuesto por Rajoy. En las horas posteriores a la designación de Juan Manuel Moreno al frente del partido en Andalucía nadie osó abrir la boca para mostrar un gesto de cariño o de apoyo a la secretaria general. Tal es la decepción de la secretaria general que a pesar de ésta su obligación a estas horas no se ha puesto en contacto con el candidato andaluz con el fin de ponerse de acuerdo para el momento de hacerse cargo de la secretaría andaluza.
La singular vía casi autista de Rajoy para solventar los problemas crean aún mayores problemas. Desde su altura presidencial, tales asuntos aparecen sin duda como insignificantes. Pero en el cuartel general del partido, la forma en la que el presidente resolvió la sucesión de Zoido en Andalucía ha sido vista como una bofetada inclemente a la secretaria general.
El PP vive estos momentos en estado de shock. Los cuadros dirigentes ignoran si Cospedal estáquemada’ o si el presidente le hará en los próximos días algún gesto de cariño y aquí no ha pasado nada. Se ha visualizado que quienes realmente tienen el favor del presidente, al menos en la crisis andaluza son Javier Arenas, Soraya Sáenz de Santamaría y Jorge Moragas, que son los momentáneos vencedores del pulso andaluz.
Un mar de rumores inunda al Gobierno. Los ministros preguntan, los secretarios de Estado inquieren y los diputados cotillean sin parar. Un descomunal desbarajuste en tiempos complicados. Luis De Guindos busca una puerta de salida, José Ignacio Wert pareció firmar su anhelado finiquito al  darle a Bardem con la puerta en las narices y Gallardón se aferra a su comprometida ley del aborto en busca de un asidero de continuidad. Con todo, desde Moncloa se insiste en que a Rajoy no le gustan los cataclismos y el reajuste será menor.

El frente catalán sigue erizado, el frente norte se abre ahora por la franja de Navarra y la dirección política del país parece divertirse jugando a los dados. Rajoy no emite ninguna señal, cual es su costumbre. El partido, pues, aparece inane, atónito y desnortado. El Gobierno bracea torpemente entre la serenidad y la impaciencia. El debate del Estado de la Nación servirá para aclarar algunas de las preguntas que ahora mismo se están haciendo todos y cuantos aspiran a tener un sillón reservado dentro del comité directivo del PP.

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