Claves educativas para nuestro tiempo.

Existe una clara interrelación entre información y conocimiento, pero hay que ser conscientes de que la sociedad de la información también acarrea peligros, por cuanto puede acrecentar las desigualdades. Aquí es donde la educación de personas adultas tiene un amplio campo de actuación para evitar ese riesgo. En este sentido viene pronunciándose desde hace tiempo Federico Mayor Zaragoza: “…puede llegar un momento en el que poseamos mucha información, pero carezcamos de formación”.

Una polivalente formación de base es la mejor formación profesional para el futuro. No podemos desdeñar lo que viene denominándose como construcción social del futuro, donde la no discriminación, la atención a la diversidad, la educación permanente y el cultivo de valores deben constituirse en los elementos clave de atención.

La ordenación de la educación de las personas adultas en cada comunidad autónoma, debe tender a que los centros específicos dispongan de autonomía de gestión suficiente, organicen el currículo de sus enseñanzas y cuenten con los recursos humanos y materiales necesarios. En todas comunidades autónomas se ha intentado que los centros específicos de educación de personas adultas se equiparen a los centros ordinarios. Ello es fruto de la comodidad, de la dejadez y del desconocimiento de los departamentos competentes.

Hay que hacer efectiva la extensión del derecho que todo ciudadano tiene a la educación, contribuyendo a erradicar cualquier manifestación de analfabetismo, así como abordar acciones conducentes a la formación integral y permanente de las personas adultas en los ámbitos sociocultural, académico y laboral.

La educación en el siglo XXI pasa por fomentar la cultura de la paz y del diálogo, defender la democracia desde las reglas democráticas, además de promover la justicia y la igualdad de oportunidades. No hay que regatear esfuerzos para lograr los principios que la UNESCO  lanzó al mundo, como respetar los valores, compartir tiempo y recursos, promover un consumo responsable, erradicar la violencia en todas sus formas o reinventar la solidaridad, por ejemplo.

La educación a lo largo de toda la vida es uno de los desafíos más interesantes que deben afrontarse con optimismo. Se trata de superar el déficit existente en la educación y formación de los jóvenes afectados por el fracaso escolar y de los adultos que no tuvieron ocasión de alcanzar el grado de formación deseado, sin olvidar toda la gama de demandas que surgen ante las nuevas exigencias de la sociedad moderna. Aquel “aprender a aprender” continúa vigente, desde el momento en que establece bases de futuro y es el origen de nuevos aprendizajes.

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