Aunque casi todo el mundo lo sospechábamos, ayer en su entrevista en el Diario El País, Felipe González se jactó con un gran alarde de cinismo, sobre su pasado tenebroso como Presidente del país y puso en claro que él era en aquel momento la última autoridad sobre los grupos GAL que realizaron la “Guerra Sucia” contra ETA en el sur de Francia en los años 80 y a principios de los años 90. Hay que recordar que en nombre del GAL un grupo de policías realizaron 19 asesinatos a etarras, como el enterramiento en cal viva de Lasa y Zabala y secuestros de personas inocentes como Segundo Marey.
Por estos asesinatos cumplieron penas de prisión el ex ministro Barrionuevo o el General Galindo o Rafael Vera a los que tenía que haber acompañado mucho más allá de las puertas de la cárcel, por lo que confiesa ahora Felipe González. Ahora su confesión ya no tiene ningún valor penal y lo dice gracias a la presunta prescripción que puede existir por estos hechos. Se refiere también a las dudas que tuvo en un momento determinado para dar la orden de exterminar a toda la cúpula dirigente de ETA, cuando tuvo información que se iban a reunir en Francia y se reprimió por las repercusiones internacionales que podía tener todo ello.
Bien hasta ahí la declaraciones del ex-presidente de unos hechos que el tiempo ha conseguido matizar, pero parte de este equipo policial causante de estos actos delictivos junto con la figura siniestra de Alfredo Pérez Rubalcaba, que entonces ya actuaba como portavoz del Gobierno y era el encargado de negar una y otra vez los asesinatos y los numerosos hechos de corrupción existentes. Después de más de 20 años vivimos una vuelta al pasado y ahora este señor que no es solo otra vez el portavoz del Gobierno de Rodríguez Zapatero actúa además como Jefe de la Policía Política y Vicepresidente del Gobierno y ahora niega una y otra vez que exista una negociación con la banda terrorista ETA. Es para echarse a temblar.
