El día de la Fiesta Nacional, nadie abucheó a la bandera, ni al himno de España, fue a Zapatero, pero la lejanía en la que situaron a los espectadores, para mitigar la previsible protesta, les impedía escuchar la Marcha Real y el Himno a los Caídos, y eso hizo que la reprobación a Zapatero coincidiera con su interpretación.
Al final el socialismo fue víctima de sus actos, del “síndrome Moncloa”, y el deseo de poner sordina a la protesta solo logró aumentarla y que esta tuviera lugar en momentos improcedentes.
Al igual que los sindicalistas de UGT y CCOO, cuando gritaron “Zapatero dimisión” en la huelga general, o los funcionarios andaluces abucheando a Chávez mientras sonaban los himnos nacional y andaluz, los españoles no silban a sus propios símbolos, sino sencillamente a un gobierno en el que no creen.
Y eso no se para con ninguna ley, sino haciendo las cosas de manera distinta o convocando elecciones.
Las protestas irán a más, por las alarmantes cifras de paro y pobreza, y por la creciente sensación de engaño de todos los colectivos: jubilados, funcionarios, jóvenes parados, etc.
Un gobierno que, además de ser pésimo gestor, hace lo contrario de lo prometido en su programa electoral, aumentando los impuestos y con el mayor recorte social de nuestra historia, no puede esperar sino que aumenten las críticas.
El deseo de mantenerse a cualquier precio, cediendo mientras quede un trocito de España por vender, es también una traición a su electorado, que nunca imaginó que llegaría a alcanzar acuerdos con el PNV para romper la unidad de la Seguridad Social, o con Coalición Canaria para con convertir las aguas nacionales en “aguas canarias”.
Con más precisión que yo lo expresa Mikel Torres, número dos del PSOE de Euskadi, cuando dice en referencia a las cesiones de Zapatero al nacionalismo vasco que «cuando te estás ahogando y alguien te da la mano para salvarte, le das todo aquello que necesita para poder salvarte», aunque suponga el crecimiento de las desigualdades nacionales y nuevas fracturas.
Si al menos el “poder salvarte” de Mikel Torres, fuese referido a España y no particularmente a Zapatero tendría alguna justificación. Mientras profundice en esa senda los pitos lo seguirán, no tiene remedio.