Hace tiempo que muchos ciudadanos y ciudadanas, como dicen en los sindicatos burgueses, hemos dejado de creer en la Administración que preside Herrera Campo; incluso de ella dudan muchos de cuantos le rodean a diario. «Castilla y León educa bien», ha dicho el presidente de la Junta de Castilla y León, pero no es gracias al esfuerzo de su gente de confianza ni a los desvelos de sus asesores, consejeros y ‘besamanos‘ que le alfombran el día a día.
Si educa bien Castilla y León es gracias a los profesionales de la docencia que han tenido la fuerza y el coraje necesario y suficiente para permanecer en Castilla y León, en vez de salir corriendo hacia otros lares, a pesar de las trabas y dificultades que la propia Administración regional les ha creado a diario. Hoy un elevado porcentaje de universitarios de Castilla y León se ven obligados a emigrar a Madrid, Valencia, Barcelona y Bilbao, sobre todo. Es precisamente por eso por lo que a Herrera Campo mucha de su gente se le empieza a echar al monte, empezando por algunos de sus directores generales de las distintas Consejerías.