Persiguiendo a los gorditos


Ahora el Ministerio de Sanidad, con Trinidad Jimenez al frente,  va a prohibir la venta de pastelitos y refrescos a las puertas de los colegios para evitar el sobrepeso de aquellos niños que han conseguido nacer a pesar de la ley del  aborto nacional casi obligatorio. En su lugar se estudia si venderán preservativos y la pildora del día después, que es más sano y no deja engordar.

No sé cual es la finalidad de este gobierno trufado de feminoides radicales y anoréxicas tan pendientes de nuestra salud y bienestar. Todo sea para que en los primeros años de su vida  estos niños se entrenen en el ejercicio de la mesura o la posible escasez y  acustumbrarlos a los malos tiempos que se avecinan. O quizá para que los gorditos no ocupen con su desmesurada humanidad gran parte de la clase y estropeen la imagen de un colegio donde antes se acudía para aprender historia o matemáticas.

Habrá que saber cuáles van a ser las medidas represivas en el caso que pillen al niño zampándose un bollicao en el recreo ¿Se lo van a quitar y le van a dejar sin desayuno? ¿Le van a sentar frente a la pared? ¿Quién va a controlar lo que comen los niños? ¿Los profesores?  ¿Piensan crear un cuerpo especial de comisarios políticos para vigilar a los niños que incumplan la ley? ¿Funcionará la cuestión a través de los chivatos de siempre?.

Los gorditos van a vivir malos tiempos con esta manía del Gobierno de  prohibir todo aquello que no cuadre con su particular manera de entender la vida. Alguien tendrá que tener la culpa de esta maldita crisis.
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Una respuesta a “Persiguiendo a los gorditos

  1. Sorprende esa facilidad para caer en la demagogia y la soflama incendiaria cuando se quiere criticar al gobierno como si no lo estuviese haciendo lo suficientemente mal como para que no se pudiese atacarlo con fundamento. Mezclar el aborto con esto son churras y merinas, a lo que usted añade una pizca de dramatismo. Yo tampoco estoy de acuerdo con ninguna de esas medidas.
    Considero que el aborto libre para la ciudadanía debe ser una elección, no por ello considero que las niñas de 16 años puedan hacerlo solas, entiendo que el gobierno no quiere lastrarlas con los prejuicios de sus padres, pero creo que en ese caso aunque ellas decidan sus padres deben estar informados. Lo que nunca aceptaré es ese extremo al que lo lleva usted.
    Respecto a lo de los caramelos a la puerta de los colegios, en fin, un brindes pseudoprogresista más.