La economía productiva puede colapsarse por el descontrol en el gasto público, que genera dos efectos, primero, la falta de liquidez bancaria para los particulares y, segundo, una elevación en los impuestos.
Aquí, en España, estamos obviamente en la segunda fase, que tendrá su puesta de largo le próximo julio con la subida del IVA, tras haber aumentado los impuestos especiales y la tributación del ahorro.
Que tras tres años de crisis real, y dos oficial, al gobierno socialista se le haya escapado en el gasto de personal del primer trimestre 231 millones euros, revela la incapacidad para adoptar medidas eficaces de contención de esta sangría.
Si a ello añadimos que, como gran repuesta gubernamental comparecieron juntas las dos “vices” para anunciar un recorte de 16 millones de euros para todo un año, cuando en tres meses el agujero es ya de 231 millones, el problema adquiere tintes dramáticos.
Todo ello adquiere, si cabe, mayor gravedad cuando la partida de personal de la Administración General del Estado que más crece en el primer trimestre del año son los Incentivos al Rendimiento, que aumentan hasta en un 23,4%, sobre el pasado ejercicio.
Si a ello añadimos que en la presente legislatura se han destruido dos millones de puestos de trabajo del sector privado al tiempo que nacían 215.000 empleos públicos, la ecuación a resolver por la economía productiva se vuelve irresoluble.
Es llamativo que donde el PSOE tiene una mayor presencia histórica, como en Andalucía, el número de empleados públicos alcance la cifra record de 560.000, y que las autonomías con mayor proporción de empleados públicos sobre el total sean Extremadura y Castilla La Mancha con el 33 y el 26% respectivamente.
La situación de potencial colapso de la iniciativa privada se evidencia cuando observamos que sobre quince millones de contribuyentes particulares nos situamos, ocho millones y medio de jubilados y pensionistas, tres de empleados públicos –la mayoría profesionales indispensables- y casi cinco de parados.
Esto es, que cada uno del sector privado nos mantiene íntegramente a más de uno del público, y un estado del bienestar para 46 millones de personas. Insostenible.