Zapatero, en deuda eterna con España

Manolo Chavez y Rodríguez, simbolos de la corrupción y el paro, respectivamente.

Cuanto antes desaparezca el presidente Rodríguez de la escena política, antes recuperaremos la credibilidad en el mundo, la dignidad en el ámbito de la Unión Europea y la España del bienestar. Hoy España está a la altura del betún en el terreno político; nunca un dirigente político español había sido tan ninguneado como Rodríguez; nunca un mediocre había hecho un ridículo tan sonado; nunca un Gobierno había alcanzado tanto desprestigio; jamás un equipo de Gobierno había destruido tanto empleo en tan poco tiempo.

El Gobierno socialista ha abusado de la mentira, y lo sigue haciendo, lo que demuestra que “la verdad, si no es entera, se convierte en aliada de lo falso”, como decía Sádaba.

La sociedad española está acongojada con los derroteros que toman los nuevos acontecimientos. Existe un claro temor a que la mitad de los actuales parados no vuelva a encontrar empleo, y todo porque el Gobierno socialista de Rodríguez no ha hecho los deberes, por desidia, torpeza y falta de perspectiva; al contrario de lo que han hecho todos los demás países de la UE, excepto Portugal y Grecia. No es casualidad que España, Portugal y Grecia tengan Gobierno socialista; donde entra el socialismo, el estado de bienestar salta por la ventana. Está suficientemente demostrado a lo largo de decenios.

Ante esa actitud de congojo, dudamos que la ciudadanía quiera la pervivencia de Rodríguez y sus secuaces (no merecen el nombre de asesores). Cuanto antes desaparezca Rodríguez de la escena política, mejor para todos, para su familia y para él mismo.

Si bien don Camilo José Cela donó todo — menos el culo — para que pudiera pervivir, de Rodríguez no queremos que se done nada. España tiene una dignidad que ha sido pisoteada por la mediocridad del actual presidente y su torpe entendimiento de la política.

¿Pruebas? Echen una ojeada a las listas del paro, a la destrucción de empleo, al descenso del estado de bienestar, al atropello de los derechos sociales, al descenso de la becas, al engaño con las ayudas sociales, al afán por permanecer en la guerra de Afganistán a toda costa, al desprecio que recibe de Europa, a la colaboración con países de corte ‘comunistoide’ en pleno siglo XXI y a la facilidad para crear conflictos sociales, además de hacer saltar las alarmas en temas suficientemente asentados y resueltos, por citar algunas cuestiones.

El daño que ha hecho le llevará a estar en deuda permanente con España y con los españoles mientras permanezca sobre la faz de la Tierra. Los casi cinco millones de parados deben ‘agradecerle’ que han perdido el empleo y desaparecido su estado de bienestar; los jubilados le ‘agradecerán’ que han visto mermada su ya escasa pensión y los funcionarios tienen encima la espada de Damocles: sus sueldo se congelará durante dos años consecutivos y en 2010 ya han visto reducido el salario en un buen puñado de euros.

Pero que nadie piense que ya están agotados los problemas. Rodríguez Zapatero y su Gobierno tienen una inusitada facilidad para resucitar fantasmas, de la misma forma que han resucitado la conocida Memoria ‘Histérica’, echando por tierra lo construido durante la transición.

El Gobierno de Rodríguez llegó en tren de cercanías y tras varios años usando la piqueta destructora han convertido a España en un esperpento que, en poco tiempo, no la conocerá ni la madre que la parió. Es evidente que, pese a adelantar la idea Alfonso Guerra, se quedó corto. Excesivamente corto.

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