Archivo diario: 19 febrero, 2010

Chemari Aznar: "el deseado", como Fernando VII.

Josemari Aznar, la sensatez frente a la ruin izquierda sociata.

Chemari Aznar: la dignidad de un dirigente deseado.

Ayer dio un ejemplo a la patética y mediocre izquierda que le insultó en la Universidad del pueblo más grande de Asturias (Oviedo), alentada e instigada por el socialismo ruin y rampante.

Empeñado en brindar ayuda humanitaria en todas partes del mundo, ha sido sustituido por Rodríguez Zapatero, defensor de guerras como la de Afganistán, gótico-esperpéntico y «criminal» consentido al enviar a los soldados a una muerte casi segura, en un acto claramente de desprecio a la vida y de castigo a la ciudadanía.

¡Al menos podía enviar a sus góticas! Total… ¿sirven para algo, aparte de para ridiculizar al protocolo de Estado?.

Intolerante, piojosa e irreverente 'izmierda'.

Paulino Iglesias, hasta en su nombre nos engañó la izmierda socialista. Su fe de nacimiento habla de "Paulino", nunca de "Pablo".

En esta España de pandereta parece no entender la izquierda que ha hecho el ridículo más espantoso a lo largo de la Historia, incurriendo muchas veces en crímenes de Estado y contra los Derechos Humanos. Nos ha llevado a un caos impensable e impresentable y se ha gastado la hucha que heredó de los Gobiernos liberales

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¡Hasta Einstein se lo dice! ¿Será Subnormal ZParo? Sin duda.

Zapatero pisotea la dignidad de los españoles.

Zapatero y Chávez, una ruina para sus respectivos países.

Si bien don Camilo José Cela donó todo — menos el culo — para que pudiera pervivir, de Rodríguez Zapatero no queremos que se done nada. España tiene una dignidad que ha sido pisoteada por la mediocridad del actual presidente y su torpe entendimiento de la política.

¿Pruebas? Echen una ojeada a las listas del paro, a la destrucción de empleo, al descenso del estado de bienestar, al atropello de los derechos sociales, al descenso de la becas, al engaño con las ayudas sociales, al afán por permanecer en la guerra de Afganistán a toda costa, al desprecio que recibe de Europa, a la colaboración con países de corte ‘comunistoide’ en pleno siglo XXI y a la facilidad para crear conflictos sociales, además de hacer saltar las alarmas en temas suficientemente asentados y resueltos, por citar algunas cuestiones.

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