Nuestra economía va a trompicones

No hay duda y está suficientemente demostrado que el actual Gobierno carece de modelo económico y de ideas claras. Avanza a trompicones y a salto de mata. Se  ‘circula’ por el camino más transitado y en peores condiciones. El resultado salta a la vista: caos, endeudamiento, crispación, pérdida de tejido empresarial y destrucción de empleo. Y los sindicatos tan contentos. No nos extraña que estén dispuestos a dar “una patada a la mesa”, aunque a quien habría que dar la patada es a los sindicatos de clase. A río revuelto ya se sabe. Y no olviden que los sindicatos de clase son especialistas en enturbiar las aguas para sacar tajada.

El modelo sindical español está agotado. La prueba de ello es que se refugian en el Gobierno y su principal objetivo es seguir ‘mamando’ de la ubre de papá Estado. Y mientras los sindicatos obtengan beneficios, los trabajadores deben seguir esperando. “No hay cosa más difícil de seguir que la fe ciega del estúpido”, decía R. Tagore. Y en esa está el sindicalismo de clase. Sin duda el peor chiste de sindicatos es asignarles la función de representantes de los trabajadores.

En vez de exigir al Gobierno que cree empleo, como hace la ciudadanía, los sindicatos se dedican a perder el tiempo pretendiendo aumentar la duración del conocido como ‘PER nacional’. Si hace unos días escuchábamos cómo un individuo (mejor dicho, “individua”, y así contentamos a la ministra Aído) rechazaba un trabajo puntual, porque solo le pagaban mil trescientos euros mensuales, y presumía de que agotaría los dos años de paro (“y lo que haga falta”), con el nuevo PER algunos van a estar tres años de vacaciones a costa del Gobierno. Pero lo más duro es que ‘besarán’ por donde pisen los sindicatos….y ya es triste.

Gobierno y empresarios están obligados a entenderse para crear empleo estable. Los sindicatos, dado que no crean empleo e interfieren innecesariamente en la marcha de las empresas, da igual lo que hagan o piensen. Pero los primeros son fundamentales. El subsidio de los 420 euros es una injusticia y una clara discriminación, además de un ‘atentado’ contra millón y medio de trabajadores. La polémica no puede ni debe acabar aquí. La calle tiene que hablar, porque no se puede seguir manteniendo a un Gobierno cuyas principales características son la dejadez, la aventura descontrolada, el desconocimiento de la realidad y la defensa de la ‘paga chupeta’ para el trabajador.

Con la que está cayendo, la caja del Gobierno está vacía y va a tardar en llenarse, a pesar de que se la encontró repleta de la época de Rodrigo Rato. No ha sabido calcular las consecuencias de los 420 euros, ni la cantidad resultante de tal subvención y, mucho menos, se ha percatado de que mensualmente subirá considerablemente la cantidad destinada. El Gobierno de Rodríguez puede comprobarlo mirando a Castilla y León, punta de lanza en la citada ayuda. Al Gobierno deJuanvi’ Herrera le fallaron todos los cálculos y asignó bastante menos dinero que el realmente necesario.

Lo mejor que le ha podido suceder al Gobierno de Herrera Campo es que el Gobierno de la nación fuera tan poco original y estableciera la ayuda que Castilla y León ya tenía en marcha, porque ha llevado a retirar la misma y a dedicar el montante inicial más el añadido a la creación directa de empleo.

Tome nota el señor zapatero, pero no solo de la creación directa de empleo, sino de la que se le viene encima. Septiembre está a la vuelta de la esquina y hay que saber ponerse a cubierto con un buen paraguas económico y una buena dosis de iniciativa empresarial, donde los sindicatos no deberían ir más allá de ser simples espectadores. Lo tenemos muy claro. Echen una ojeada a Francia y a Alemania.

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