La Encuesta de Población Activa pone de manifiesto que la situación económica va de mal en peor. Casi seis mil parados aumenta diariamente la ‘empresa más grande del país’. Y en ello incide la culpabilidad del Gobierno y de los sindicatos. El primero, por su ineficacia y tardanza en reaccionar ante la crisis. Los segundos, por su dejadez, su desconocimiento de la situación, su permanentemente corrupta actuación y su desprecio al trabajador.
Gobierno y sindicatos huyen de la realidad y, cuando pueden, culpan al que pasa por la puerta de casa. Lo mismo les da planchar huevos que freír corbatas. Ellos van a su ritmo, a su ‘bola’ y con su daño; al fin y al cabo juegan con la pólvora del Rey y de ella gastan. Decía Demóstenes que “cuando una batalla está perdida, sólo los que han huido pueden combatir en otra”.
Los datos de parados que actualmente presenta el Gobierno son falsos, tan falsos como el propio presidente del Gobierno y su ‘peña’ de ministros. Lean, si no lo creen, la chulada de Rodríguez con el presidente de la CEOE. Una chulada que no se atrevió a plantar a los sindicatos cuando abandonaron la mesa de negociación del Diálogo Social, por miedo, amiguismo y torpeza. Solo cuando alguien llama a las cosas por su nombre, Rodríguez Zapatero reacciona y amenaza con aquello de “no olvides que soy el presidente del Gobierno”. Tan solo le faltó aquello de “el presidente del Gobierno más estúpido, mediocre, insensible y torpe de la democracia, pero al fin y al cabo el presidente”.
Como ciudadanos sentimos vergüenza, porque nos habían hablado del talante y resulta que Rodríguez confunde al zorro con el zurrón. Sin querer, el presidente ha descubierto a Benavente, porque “cuando no se piensa lo que se dice es cuando se dice lo que se piensa”.
Pero volvamos a la cantidad de parados. Ya desde la época de ‘Chuchi’ Caldera se viene engañando a la población. Cerca de 600.000 parados no contabilizan en las listas del paro. Y todo porque están haciendo cursos de formación, como consecuencia de la reestructuración del cómputo de parados. ¡Qué poca vergüenza ha tenido siempre el socialismo y cuánta indignidad, falsedad, traición y corrupción le acompaña a lo largo de su trucada Historia!
La realidad es que el Gobierno está fuera de juego. Los sindicatos han dejado de representar a los trabajadores dignos y aparecen ante la mesa del Diálogo Social con menos fiabilidad que Luis Roldán ante el Fisco. No solo no son capaces de afrontar la reforma laboral, sino que uno de los ‘líderes’ sindicales se limita a preguntar ante su desorientación (CC.OO.) y el otro, sabedor del apoyo de Rodríguez y su ‘peña’, no para de meter cizaña para crear malestar, desasosiego y tensión (UGT). Son la vergüenza del mundo laboral y deberían ser el estafermo de la clase trabajadora, una vez que ya están en el albañal del mundo laboral. Parece que disfrutan ridiculizando al trabajador.
“Esa ceremonia de la confusión en la que están participando sindicatos y patronal es una farsa para retrasar cualquier medida que le haga pupa a Zapatero, quien por cierto, últimamente necesita reafirmar mucho que el presidente es él”, en palabras de Periodista Digital. Hace tiempo que a los sindicatos se les da por prostituidos y del Gobierno, ni les cuento. Mejor que lo comprueben ustedes mismos; ello es fácil, pues es suficiente con seguir la actualidad del día a día.
Hoy los sindicatos no son los guardianes de nada. El Gobierno es el zorro en el gallinero de la reforma laboral y de la salida de la crisis. La paciencia es amarga y, en esta ocasión, contradiciendo a Rousseau, los frutos van a ser amargos. Digan los que digan, y se planteen lo que se planteen los sindicatos de clase, la verdadera libertad pasa por sujetarse a las leyes de la razón. Y los criterios para crear puestos de trabajo, también; pero no duden que a alguien no le interese. Y menos aún a los egoístas sindicatos.