El sindicalismo quiere mostrar fuerza y dar a entender que son en quienes se apoya el Gobierno. Son quienes sustentan los deslices, el descontrol y el gasto público indeseado e insospechado, sin ton ni son.
Por eso salieron corriendo y actuaron como el niño bobalicón: “¡…pues te vas a enterar, ahora te meo la oreja!” Los acuerdos de mínimos ya no se llevan. Bastante tiempo y estupideces han tenido que soportar los empresarios; ellos son quienes ponen el dinero, mientras que los sindicatos se limitan a tirar piedras y agotan la paciencia ciudadana.
Estimado señor Salamanca:
Poca, muy poca credibilidad tienen ya estos sindicatos que lo único que defienden es su bolsillo y su interés.
Un cordial saludo